El propósito que nos anima al crear este nuevo blog es mantener vivo en el recuerdo ese retazo de tierra taína que nos vio nacer: Banes, acercando a todos los Banenses a través de la evocación de imágenes y recuerdos. Es el sitio virtual idóneo para detenerse a conversar, como en los viejos tiempos, relatando anécdotas que nos lleven definitivamente al reencuentro con el pasado. Complementa nuestra exposición una iconografía banense, así como una galería de banenses ilustres.

sábado, 18 de octubre de 2014



 ELIZABETH PEÑA UNA ESTRELLA QUE SE APAGA EN EL FIRMAMENTO DE  HOLLYWOOD




Lamento comunicarles a mis lectores banenses sobre la sensible pérdida de uno de los valores jóvenes de mayor talento, que nos ha llenado de positivo orgullo a todos los banenses y a la comunidad latina en los Estados Unidos.
A continuación me tomo el atrevimiento de transcribir los detalles del fallecimiento, así como una apretada, pero sucinta síntesis del quehacer artístico de nuestra recordada Elizabeth de la pluma de nuestro querido amigo Jorge Emilio García Portelles que fue el primero en darnos a conocer tan inesperada noticia en la red social Facebook:

La actriz cubanoamericana Elizabeth Peña, que comenzó su exitosa carrera en el cine como protagonista de El Súper (1979), falleció en un hospital de Los Angeles a los 55 años.
El deceso de Peña se produjo en el Cedars-Sinai Medical Center de Los Angeles, el pasado 14 de octubre tras un largo padecimiento. La información, fue confirmada por Gina Rugolo, representante de la artista, sin dar a conocer las causas de la muerte.
Nacida en 1959, en Elizabeth, Nueva Jersey, Peña fue llevada por sus padres a Cuba tras el triunfo de la revolución de Fidel Castro. Pero la familia regresó ocho años después y se asentó en el área de Nueva York.
Tras el retorno a Estados Unidos, su padre, el actor, escritor y director teatral Mario Peña fundó el Latin American Theatre Ensemble, compañía en la que su esposa, Estella Margarita Toirac laboró como administradora y productora.
El camino de la familia
Con esos antecedentes artísticos, era fácil predecir que Peña tomaría el camino de la actuación. En 1977 se graduó de la New York’s High School of Performing Arts y dos años después debutaría en la pantalla cinematográfica con un filme que devino un clásico del cine cubano en el exilio:El Súper, película de los realizadores Leon Ichaso y Orlando Jiménez Leal.
Peña volvió a trabajar con Ichaso en Crossover Dreams (1985), una película que contó con Rubén Blades en el papel protagónico y se exhibió en el Festival Internacional de Cine de La Habana.
Fueron los primeros pasos de una carrera de 35 años en Hollywood y en la televisión estadounidense, y que incluye filmes como La Bamba (1985), Down and Out in Beverly Hills (1986),Jacob’s Ladder (1990), Lone Star (1996) y Rush Hour (1998).
En el 2005 regresó al cine de temática cubana para representar el papel de la Miliciana Muñoz en The Lost City, película de Andy García con guión de Guillermo Cabrera Infante.
Con Sofía Vergara
Participó y dirigió capítulos en series de televisión como programas de televisión como L.A. Law, Dream On y Resurrection Blvd. En 2003, actuó y dirigió It Was Fun While It Lasted”, un episodio de la serie The Brothers Garcia.
También sumó su voz a The Incredibles (2004).
Su papel de mayor popularidad en años recientes fue la Pilar de la serie televisiva Modern Family (2013), en la que aparecía actuando como la madre del personaje que encarnaba la colombiana Sofía Vergara.
Este año interpretó el personaje principal en la serie Matador.
Le sobreviven su esposo Hans Rolla, y sus hijos Fiona y Kaelan.

martes, 17 de junio de 2014




 PÍO E. SERRANO
 
Gastón Baquero cumple 100 años

A Gastón Baquero el jazz no lo atraía
excesivamente. Sí sonreía cuando alguien le señalaba su
parecido con Charlie Parker. Como “The Bird”, el poeta
sabía convocar a las estrellas. No le gustaba, sin embargo,
la poesía afrocubana de Guillén; como Langston Hughes,
la consideraba excesiva y denigratoria. Sí disfrutaba de la
poesía africana y a él le debemos espléndidas traducciones
de Senghor y Gabriel Okara, entre
otros, para “exaltar la belleza y la
sensibilidad de una poesía que
muestra a la perfección la conmovedora
y magnífica espiritualidad
del hombre negro”.
De sus preferencias musicales
quedó en su casa de La Habana
una magnífica discoteca clásica. En
un rincón privilegiado, “el mozartino
”, reposaban los álbumes con
la obra integral del genio de
Salzburgo. Pero Baquero (Banes,
Cuba, 4 de mayo de 1914 - Madrid,
15 de mayo de 1997), siempre
sorprendente, era también un
apasionado de la comida cubana.
“Vénganse a comer, don Pío y doña
Aurora –decía Baquero con el
hiperbólico tratamiento que solo la
gracia criolla sabe administrar–, el
arroz con quimbombó que he
preparado”. Y reía, complacido, por
haber dado en Madrid con el
humilde vegetal meloso de la cocina
cubana. Reía con la transparencia del niño. Reía con la
sencillez de un inocente. Y continuaba sonriendo –y
sorprendiendo– al mostrar sus mágicas invenciones en las
que ponía a bailar un improbable rigodón a Manolita Sáenz
con Garibaldi o a Oscar Wilde dictándole a Toulouse-Lautrec
una imposible receta de un coctel tomada de Sarah Bernard.
En definitiva, repetía Baquero, tanto miente o es veraz el
poeta notario, apegado a la realidad, como el poeta
imaginativo y fabulador. Ambos responden a la necesidad
de guerrear contra el caos de la existencia, a la voluntad de
representación mediante la palabra.
Igualmente sorprendía Baquero al referirse a la
llamada generación origenista. “En rigor, no hay tal
generación de Orígenes”, repetía y señalaba, con razón, que
no había nada más heterogéneo que el desfile de obras de
cada uno de los presuntos miembros de la generación. El
mismo, desde el reflexivo y versicular Palabras escritas en
la arena por un inocente (1941) propone y comparte con el
lector un hechizo, una revelación. Nada de las enigmáticas
propuestas lezamianas ni de su barroquismo. Lo que no
impedía en Baquero el profundo respeto que sentía por
Lezama Lima: “a quien yo llamaba [1936], sin la menor
ironía, Maestro, como lo sigo llamando 50 años después”.
Tampoco dejó de sorprendernos Baquero, cuando
desde su temprano exilio –alejado de la soberbia
ampulosidad y gravedad de sus primeros espléndidos
poemas– instala en su escritura un encantado espejo que lo
devuelve en una lúdica e inesperada lucidez expresiva, en
la que la fantasía, el humor y el sueño se dan la mano de las
alusiones culturales más atinadas, de la sutil ironía y de un
leve escepticismo que se aúnan para recobrar con fruición
una memoria reinvencionada. Bastaría releer: ¨Marcel Proust
pasea en barca por la bahía de
Corinto¨o esa deliciosa humorada
¨Charada para Lydia Cabrera¨.
Poemas en los que Baquero se
despoja de una severidad anterior
para entregarse al gozo de la
palabra que libremente fabula y
viste la realidad de un nuevo
esplendor. Al poeta boliviano
Pedro Shimose le correspondió
recoger por primera vez este
asombroso cuerpo poético en
Magias e invenciones (1984). Y
hacia Baquero fluyó la
admiración de las nuevas voces
de la poesía española, desde
Francisco Brines a Luis Antonio
de Villena.
Lejos de cultivar el
desencanto y el resentimiento,
Baquero no dejó de fustigar al
régimen totalitario impuesto en la
isla, ni de repetir, con Milosz,
“rechazo la doctrina que se
adjudica el derecho a justificar los
crímenes cometidos en su nombre”; mientras, sus poemas
continuaban inscribiéndose en el encantamiento del
lenguaje.
Por otra parte, el forzado transtierro no lo ocultó,
el silencio hostil que borró su nombre hizo crecer un vacío
que los jóvenes poetas de la isla quisieron llenar
peregrinando a su casa madrileña para escuchar al
innominado, para rescatar al secuestrado. Con todo, Gastón
Baquero se ha convertido en el más influyente poeta de las
nuevas generaciones cubanas.
En su centenario Baquero continúa sonriendo y
sorprendiendo. Cada nueva lectura suya es un acto
fundacional. Y aunque presumía, desde un profundo sentido
del pudor, de su invisibilidad, lo cierto es que, Gastón
Baquero ha entrado en el reino de la Historia.•

Pío E. Serrano (Cuba, 1944), escritor y ensayista, dirige
la editorial Verbum, en Madrid. Tiene varios libros de
poemas publicados.

 Copyright © 2014 LINDEN LANE MAGAZINE

miércoles, 28 de mayo de 2014

Literatura

‘Fugas’, la evocación nostálgica de un escritor cubano radicado en Francia

El escritor William Navarrete dialogó con LaRepublica.pe sobre su última novela. Foto: internet
El escritor William Navarrete dialogó con LaRepublica.pe sobre su última novela. Foto: internet
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La segunda novela de William Navarrete cuenta la historia de una madre y su hijo intentando dejar Cuba.
Martin Calderón
@calderonpasache

El escritor William Navarrete dejó su natal Cuba en busca de libertad, y 20 años después presenta su segunda novela, ‘Fugas’, “la historia de la huida del poder”, un libro que le ha permitido “arreglar las cuentas con el pasado” a partir de las vivencias de una madre y su hijo que intentan huir de la isla.
Navarrete radica en Francia y ha cursado estudios de civilización hispanoamericana en la Universidad de La Sorbona París IV. Ha trabajado como periodista, profesor, curador de arte y traductor para organizaciones internacionales de Naciones Unidas. Estuvo recorriendo el Perú durante un mes y LaRepublica.pe aprovechó su estadía para obtener detalles de su obra.
¿Cómo describe su novela?
Es la historia de la huida del poder en cualquier circunstancia. No tiene que ser exactamente de un dictador, sino del que suele ejercer un grupo de individuos sobre los demás. Puede ser el poder del padre sobre la familia, el poder del padre sobre la madre, el poder de la madre sobre el hijo, el poder de los compañeros de estudio sobre los más débiles. La terrible circunstancia del poder. Los personajes son prisioneros de una situación que heredaron, que es cultural e histórica. Están en una especie de telaraña y tienen que salir de ella, pero no es fácil. En el caso específico de Fugas, sucede en Cuba, que es una isla cerrada y con un régimen bastante hermético. Hay herencias culturales que acrecientan esa sensación de sentirse indefenso ante el mundo, ante la coyuntura.
Es sobre la libertad individual…
Sí, sobre el derecho y el deseo de ejercer la libertad individual en cualquier circunstancia, en cualquier lugar del mundo. No tener un látigo arriba, venga de un presidente dictador, de un padre, un hermano o un novio que le hace la vida imposible a su pareja, a eso le llamo la masculinidad del poder.
¿Qué lo motivó a escribir esta novela?
La vida en Cuba. El hecho de haber vivido esas circunstancias, aunque el libro no es autobiográfico. He visto muchos casos similares al mío. La acumulación de esas historias. Y tenía ganas de hacer una catarsis, arreglar las cuentas con el pasado.
¿Cuándo decidió dejar Cuba y qué lo motivó a hacerlo?
A los 12 años tenía ganas de irme de Cuba, cuando tuve consciencia del país en que vivía, dije: ‘tengo que ponerme a salvo de aquí, no puedo echar a perder mi vida en un país de consignas, de discursos vacios, donde me monitoreen y me obliguen a asistir a eventos que no tienen nada que ver con mi vida ni con mi forma de ver ni pensar. Claro, uno no se puede ir tan fácilmente de Cuba. Hay un tiempo de espera, sobre todo en una época, que es la que describo en Fugas, y entre tanto tienes que seguir viviendo, tienes que inventarte el amor, el deseo, los amigos, la música, la naturaleza. Son fugas en varias circunstancias.  Hay que fugarse de la realidad para poder sobrevivir; si no, te suicidas.
Usted es muy crítico con el gobierno cubano…
Ni siquiera del gobierno cubano, porque no existe tal gobierno. Es una especie de poder oscuro. Un gobierno ejerce una influencia positiva en la ciudadanía o tiene un proyecto de estado. En Cuba no hay proyecto, es simplemente una cosa hermética, una familia en el poder.
¿Hacia dónde va Cuba?
Me parece que va hacia una serie de reformas para enriquecer a algunos de una cúpula, una nueva clase semi burguesa que está gestándose como los millonarios chinos que los hay hoy, mientras que el resto sigue trabajando como esclavo.
Leí que concibió su novela como un pentagrama. ¿Cuál es su relación con la música?
Mi relación con la música es que soy cubano. Cuba es una isla esencialmente musical. La manifestación artística en la que ha sido más poderosa y en la que más influencia ha ejercido en el mundo entero ha sido en la música. Posiblemente sea el país que más ritmos tiene o más ritmos ha dado. Incluso cuando hablamos, lo hacemos de forma musical, tenemos una forma de hablar que parece que estamos cantando. Es algo muy típico en el habla cubana. La música permea toda la sociedad, viene de la influencia española y de la influencia africana. Los ingredientes exactos entre negro y blanco crearon esa musicalidad especial.
Y la música está presente en toda mi obra. Mis primeros libros fueron sobre la música en forma de ensayo. Los escribí en francés.
¿Usted no tiene problemas en escribir novelas en español o en francés?
Yo me fui de Cuba hecho y derecho, ya había empezado mis estudios de Historia del Arte y siempre tuve una relación muy particular con las palabras, es más, mi madre es profesora de literatura, filóloga de profesión. La literatura siempre estuvo presente y para mí siempre fue una especie de refugio tanto como lector y escritor, eso hace que mi lengua sea y será siempre el español. El francés lo aprendí académicamente; fui a la Sorbona a estudiar, pero no creo que pueda ser una lengua en la cual yo pueda escribir novelas. Me sentiría prisionero de la lengua. Yo puedo escribir ensayos en francés, artículos de reflexión, pero la literatura, que es visceral, es algo del corazón, de la entraña misma, no me quedaría bien en francés, me parece que me faltan las palabras. Conocer una lengua es muy difícil. Está llena de matices. Ni con más de 20 años de vida en Francia sé exactamente a qué corresponde el matiz de una expresión; hay que ser francés para saberlo.
Su madre le inculcó el amor por la literatura y usted consiguió viajar a Francia ¿Se siente un cubano privilegiado?
No, yo no tuve ningún privilegio. Yo busqué la forma de salir por mis propios medios. En 1989 permitieron, por primera vez, que un cubano que tuviese una carta de invitación pudiese salir.
Mi madre se fue mucho antes de Cuba, por eso te decía que Fugas no es autobiográfica. Allí madre e hijo salen juntos,  eso no tiene que ver con mi propia vida. Cuando me fui a Francia, yo podía regresar luego de tres meses, pero arreglé mis papeles y me quedé, luego me hice ciudadano francés y me quedé ahí.
DATO: ‘Fugas’ está a la venta en la librería La Familia, ubicada en Miraflores, Lima.
TOMADO DE:http://www.larepublica.pe/27-05-2014/fugas-la-evocacion-nostalgica-de-un-escritor-cubano-radicado-en-francia

sábado, 17 de mayo de 2014

Homenaje a un poeta casi olvidado.
Escrito por María Teresa Villaverde Trujillo Martes, 13 de Mayo de 2014.

Varios grupos de intelectuales y escritores del exilio organizaron en distintas regiones de España un merecido homenaje a este poeta cubano con motivo del centenario de su nacimiento.
En numerosas ciudades del exilio cubano en Norteamérica también se rindió tributo de admiración en la fecha de su fallecimiento. Igual un grupo de exiliados cubanos de New York y New Jersey ofreció su homenaje al poeta en el parque en West New York,
En New Jersey, frente a la estatua de Jose Martí.
…y tuvo que abandonar su tierra natal
Gastón Baquero, uno de nuestros poetas cubanos más destacados, nació el 4 de mayo de 1914 en Banes, pueblo perteneciente entonces a la provincia de Oriente ya que hoy esta zona es parte de la provincia de Holguín. Graduado de Ingeniero Agrónomo, nunca ejerció esa profesión sino que su nombre va unido a la actividad literaria: poeta, escritor y periodista del siglo XX.
En 1959 al instalarse la revolución socialista del gobierno que afloró en la isla bajo el poder de Fidel Castro, Baquero muestra y mantiene una aversión –un repudio, un rechazo - al nuevo gobierno dando a conocer al pueblo cubano lo que él consideraba una burda manipulación del gobierno cubano tomando la figura y pensamiento de José Martí. Así escribió Gastón Baquero en 1959:
"No hay comparación posible entre Martí y la realidad cubana actual. Es algo de pena que alguna persona se atreva a equiparar la personalidad de Martí o a poner a Martí como un precursor de todo esto: de las colas, del hambre, de la dictadura…"
Nuestro poeta y escritor se ve obligado a irse del país en marzo de 1959, increíblemente escoltado y protegido por tres embajadores extranjeros para salir de la isla a la que nunca regresó. Marcha hacia la Madre Patria; y a La Habana le deja dedicada:
"yo te amo, ciudad, /
porque te veo lejos de la muerte, /
Porque la muerte pasa y tu la miras /
En Madrid -acogido con cierto beneplácito- logra trabajar en el Instituto de Cultura Hispánica, en Radio Exterior de España, en la Escuela de Periodismo; …y escribe ensayos literarios para varias publicaciones.
En tanto esa actividad –poco a poco- lo da a conocer ampliamente en la península ibérica, en Cuba, su tierra natal, por orden de la dictadura socialista su nombre era borrado de la lista de autores nacionales y se prohibió por largos años la publicación o simple mención de sus obras. Silencio total desde 1959 hasta el año 1994, cuando ¡no sabemos como!, en la Universidad de La Habana se ofrece una conferencia sobre su obra poética. Pero sin publicación.
En La Habana -en los años 40s- Gastón Baquero mantuvo una estrecha relación con el grupo intelectual “Orígenes” dirigido por José Lezama Lima, su también fundador. Al mismo grupo pertenecieron entre otros Virgilio Piñera, Cintio Vitier y Elíseo Diego, Lorenzo Garcia Vega, y otros.
Además colaboró en la creación de las revistas literarias Verbum, Espuela de Plata, y Clavileño. Es este un tiempo en que la publicación de sus “poemas” lo sitúa, destacándose en la literatura cubana. E igual se sitúa dentro del periodismo llegando a ser jefe de redacción del Diario de la Marina, desde 1945 hasta 1958 manteniendo a su vez dos secciones "panorama" y "aguja de marear''. Fue su último empleo en Cuba. Sus reseñas políticas y culturales de aquel entonces lo destacaron enormemente, dentro y fuera del país.
Fue miembro correspondiente de la Academia Nacional de Artes y Letras.
Obtuvo varios premios periodísticos entre ellos en1944 el Justo de Lara;
y en 1948 se le otorgó el Primer Premio Juan Gualberto Gómez.

"Soneto para no Morirme"
Escribiré un soneto que le oponga a mi muerte
un muro construido de tan recia manera,
que pasará lo débil y pasará lo fuerte
y quedará mi nombre igual que si viviera.
Como un niño que rueda de una alta escalera
descenderá mi cuerpo al seno de la muerte.
Mi cuerpo, no mi nombre; mi esencia verdadera
se incrustará en el muro de mi soneto fuerte...
De súbito comprendo que ni ahora ni luego
arrancaré mi nombre al merecido olvido.
Yo no podré librarle de las garras del fuego,
no podré levantarle del polvo en que ha caído.
No he de ser otra cosa que un sofocado ruego,
un soneto inservible y un muro destruido.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Gastón Baquero perenne y frágil en el azogue

En el centenario del poeta y periodista Gastón Baquero
“La fotografía es el advenimiento de yo mismo como otro”: R. Barthes
I
Miren la mirada del poeta: miren sus ojos en la cavilación. Un sofá descosido y sucio resguarda su espalda. ¿Qué designio el de este hombre con esos párpados desbordados de nostalgia, y la pesadumbre en el rictus de los labios? José Gastón Eduardo Baquero y Díaz (Banes, Cuba, 4 de mayo, 1914 – Madrid, España, 15 de mayo, 1997): Gastón Baquero, o mejor: Gastón, así de simple, como él quería que los jóvenes poetas cubanos, de paso por Madrid, lo llamaran.
II
Centenario de uno de los grandes poetas cubanos de todos los tiempos. 4 de mayo, domingo en un celaje incierto todavía. “Y porque sabe Dios es también el horror y el vacío del mundo”: el acoso perenne, la infamia. “Y porque Dios está erguido en el cuerpo luminoso de la verdad / como en el cuerpo sombrío de la mentira”. Caminamos por el mundo los cubanos con nuestros poetas desnudos en jardines de geranios taciturnos. Transitamos la siesta de la tarde con la memoria intacta con una “camisa / vieja y destartalada / como el ataúd de un ajusticiado”. Siempre que veo al poeta de Banes mirándome con esa sed que brota de su gesto errabundo, me detengo un rato para conjurar mi soledad con la suya.
III
Hay una lámpara inclinada en el soto de cuadernos. Unos cordeles eléctricos configuran enlaces en la brecha. Selva de palabras amontonadas en los quicios. El poeta se sabe escoltado por cadencia caligráfica de argumentos. Quien se fije bien podrá ver un tomo de José Martí colocado en la cima del collado de libros: ¿los Diarios, los Versos Sencillos, Nuestra América, Flores del destierro…? Gavetas, cajas, pergaminos. Un ventilador roto no farfulla rachas. Polvo y consonancia. Cartapacios de abrumados legajos. Traje oscuro. Sobre las piernas las manos. El nudo de la corbata remata el torso. Miren la mano derecha: un delta equilibrado y calmoso conforma una arquitectura de sigilosa y afligida pronunciación. Silencio. La luz de la cámara susurra el jadeo. El poeta traza el punctun (al decir de Barthes) de estos retratos: no tanto la mímica general, sino la actitud en el instante: es cansado quevediano: aquí estoy en las ruinas de mi yo: “Y si soy sueño, soy un sueño que ya no puede ser borrado”.
IV
“A veces tu recuerdo me hace daño / como un alfiler clavado en la palma de la mano. / Pero me das tiempo intemporal, lo eterno, / el olvido del mundo y de esas horas /que nos van empujando lentamente al vacío”: le moduló el poeta a Berenice en una apacible canción triste y humilde para invocar nombres.
V
Las emociones: mis inquietes son propósitos que intentan definir el simulacro del poeta en su estudio, espacio de incertidumbre: espectáculo doble: yo miro, pero él también mira: aspiración y desafío: curiosidad y reto: Spectrumdual, diría Roland Barthes. El poeta en complicidad con el fotógrafo ha conformado un hecho, un hacer, una delineación empírica, presunción de las potenciales miradas. Todo referente es ficción: el poeta expatriado lo sabe: lo pone de manifiesto frente a nosotros. Se expone, se desnuda. Impele sus arcanos sobre la ingenuidad de nuestros alarmes. Echen un vistazo a la insinuación (¿metonimia?) de toda la puesta en escena (máscara: sentido: pureza): ofrenda: glosa: performance: enunciado: soy al margen de lo que ustedes piensan que soy, parece exclamar —en la elipsis de sus muecas (“La vida no es sino una sombra errante”)—, el autor de Poemas Invisibles (1991). “Yo no sé escribir y soy un inocente. / Nunca he sabido para qué sirve la escritura y soy un inocente. / No sé escribir, mi alma no sabe otra cosa que estar viva”: aquí el empeño a la luz: aquí lo expongo al tiempo de la conciliación.
VI
Manos de albañil y alfarero: resplandor alucinante de la sombra frente al azogue. La remembranza: prosodia que martillea la presencia: es: emanación. Las manos del poeta se prorrogan más allá de su cuerpo: “Sintiendo mi fantasma venidero / bajo el disfraz corpóreo en que resido, / nunca acierto a saber si vivo o muero / y si sombra soy o cuerpo he sido”. Albañil que levanta una perpetua y serena música; alfarero en “la noche interminable de los ciegos”. En la orfandad del exilio, el poeta sueña el sueño de la soledad en un vergel habitado por infantes ansiosos que mastican gladiolos en contornos nebulosos: sahumerios manchados de vidriosas sutilezas.
VII
Contingencia fraterna. Modelo (poeta) y fotógrafo en complicidad signada en un espacio en el que la semántica se taja y se corrompe a favor de concurrencias: entronques: retumbos: ecos en la tramoya del deseo. La fotografía: relato espurio: subversión mitológica. Las fulguraciones aquí, se apropian de las manos: extensiones que reverberan en la dicotomía: Mirada del espectador (lector)/Mirada del poeta mirado por el artista de la lente. “Parece que estoy solo, / diríase que soy una isla, un sordomudo, un estéril. / Parece que estoy solo, viudo de amor, errante”. Pero, no: el tiempo fotográfico eterniza “los dolorosos bosques de la memoria”.
VII
Los cubanos cargamos con nuestros poetas en este éxodo de 55 años: desvaríos, incendio de luz, crepúsculo descalzo, girasoles mudos... Testamento del pez “como un río de abejas silenciosas, / como un rostro inocente de manzana, / como un niño que dice acepto y pone su mejilla” como el desdeño de todos estos años. La poesía de Gastón Baquero nos advierte que “habrá testigos, y si no es el hombre será / el cielo quien recuerde siempre / que ha pasado un rumoroso cortejo, lleno de vestimentas” y tulipanes marchitos. Miren sus ojos de adagio assai rabiosamente lamiendo el ángelus que nos quitaron.
TOMADO DE:  http://www.cubaencuentro.com/cultura/articulos/gaston-baquero-perenne-y-fragil-en-el-azogue-317826

lunes, 7 de abril de 2014

 HEIDY
 
Este lunes 7 de abril, Aida Marta Lora Martínez, nuestra adorada y recordada "Heidy", estaría cumpliendo 64 años de vida. Como un humilde tributo a su memoria quiero compartir con todos ustedes un fragmento de mi libro de memorias, donde relato mi encuentro con ese ser maravilloso . Mi agradecimiento eterno a su adorada prima, mi querida Leticia Martínez Acosta y a mi querida Carmen Duconger, que al igual que yo, no queremos dejar pasar inadvertida esa fecha que nos hace evocar con desgarramiento la brevedad de su vida.

HEIDY
Confieso que cada vez que he intentado describir mi
encuentro con
este bello ser
que nos dejó tan
temprano, una
vez que lograba
escribir las primeras
líneas ya
no podía continuar.
Un vacío
enorme en mi
interior y una
angustia inenarrable
me lo impedía.
No obstante,
siempre
consideré que
debía relatar ese
particular y singular
encuentro,
pues ella fue
muy importante
en mi vida. Por
lo que omitirla de estas páginas de mi Banes en la memoria sería
algo que no me perdonaría jamás.
Una tarde de verano en Banes, en 1966, me encontraba
cuidándole la dirección de la Biblioteca Pública “Carlos
Fernández” a una gran amiga bibliotecaria, Freda Abreu. Afuera
el sol reverberaba --así son las tardes en el trópico. Yo estaba a
cargo de atender a los lectores y mantener cierto control dentro
del recinto.
Como una visión seráfica apareció una muchacha vestida
totalmente de negro, vaqueros de mezclilla negros, una camisa
negra, lentes de sol oscuros, con una bicicleta, y regalándome la
más abierta de las sonrisas, me preguntó si podía entrar su
bicicleta. Le respondí que no estaba permitido pero, que la dejara
en el vestíbulo, y yo le echaría un vistazo de vez en cuando.
No sé por qué se me ocurrió preguntarle si no tenía calor
y me respondió positivamente, entonces cometí una estupidez
preguntándole por qué si tenía calor se vestía así, toda de negro y
sobre todo con vaqueros de mezclilla, y su respuesta me dejó un
poco confundido: “Me visto siempre de negro porque soy
existencialista”. Entonces creí que había llegado a la biblioteca
en busca de algún autor existencialista y le dije: “Si buscas algo
de existencialismo te advierto que no vas a encontrar nada. Lo
poco que teníamos de Heidegger y Jaspers, lo recogieron. Si
encuentras algo de Sartre vas a tener mucha suerte porque lo
único que tenemos es El Ser y la Nada y anda de mano en mano”.
Su respuesta me ruborizó y por supuesto nunca me lo creí:
“Muñeco, yo no vine buscando ningún libro, pasé por aquí y te
vi y me gustaste y por eso entré”. “¿Quieres ser mi amigo?”.
Por supuesto, le respondí, balbuciando. Yo era un chico
provinciano y Heidy aunque había nacido en Banes sus padres se
fueron a vivir a La Habana y toda su infancia y adolescencia la
pasó allá. Comprendí que sólo se quería divertir un poco y le
seguí el juego. Al rato llegó Freda y le entregué el local y nos
marchamos a la casa de sus abuelos para conocerlos, pero antes,
me dijo que fuéramos al Parque Cárdenas a sentarnos a platicar
un rato. Me comentó que se iba del país junto a toda su familia,
menos su abuela. El abuelo murió unos meses después de
conocerla. Se iría con su mamá, su hermana y su tía Bertha, que
en paz descanse, y una amiga de Bertha y su pequeño hijo. En fin
se irían todos. Me sentí muy contento y a la vez triste pues aunque
luzca irreal me enamoré perdidamente. Fue un amor a primera
vista. Se lo confesé y sólo se reía. Me dijo, “Mira, muñeco, si
nos casamos me fastidias la salida. Si esperas pacientemente
nos podemos casar por poder y te reclamo y nos reunimos en
Estados Unidos, ¿qué te parece?”. Por supuesto que acepté, pero
me costaba trabajo pensar que hablaba seriamente. Unos días
más tarde cumplió dieciséis años. Se lo celebramos como
pudimos. Ya las cosas en Cuba se hacían difíciles de conseguir,
pero tuvo su fiesta. Comencé a frecuentar su casa, la de sus
abuelos, pues su madre y demás familiares vivían en Marianao.
Nuestros encuentros fueron esporádicos, pero intensos;
en el año 1968 fue a Banes y no me encontró pues había ido a
estudiar la Carrera Magisterial en el Instituto Pedagógico “Manuel
Ascunce Domenech”, en Topes de Collantes, en el centro del
país. A través de mi hermano supo la dirección y cómo llegar, y a
su regreso a La Habana me fue a visitar a Topes. Fue una despedida
muy triste. El próximo año fue a Banes y yo estaba de vacaciones.
Iba a despedirse de sus familiares en Banes y de mí. Venía
acompañada de una amiga, Amelia Destrampes. Amelia nos tomó
unas fotos que desgraciadamente perdí en México.
Luego, más tarde dejamos de comunicarnos. Me resultaba
muy doloroso todo. En abril de 1975 recibí de labios de su abuela
Mariana la infelíz noticia de que Heidy había muerto en un
accidente de coche, ya viviendo en Estados Unidos.
Aunque tengo la certeza de que no la hemos perdido y
que sólo se cambió de casa, la angustia y la nostalgia a veces me
invaden el alma al pensar en Heidy, quien tal vez presintiendo su
muerte tan repentina, me decía siempre: “No me llames Heidy,
llámame algo para recordar”.
©René Dayre Abella

Extraído de Banes en la memoria, publicado por linden Lane Press Colección / Memorias 2013. A la venta en:http://www.amazon.com/s/ref=nb_sb_noss?url=search-alias%3Daps&field-keywords=banes+en+la+memoria+rene+dayre+abella

domingo, 5 de enero de 2014

Una carta de Gastón Baquero a Lydia Cabrera

  • pd
    Editor Jefe
  • ene 05, 201407:08h
  • 5 comentarios
lidia
Querida, querida Lidia:
La gente que habla swahili, gente de toda cortesía, abre su saludo diciendo: ¿jambo? ¿abari gani? que es la versión elegante de nuestro decir montuno y criollo ¿quíubo, qué pasa en el timbeque? Jambo, y quíubo, y holaquetál, te digo. Y como siempre, te escribo Lidia con i, porque en español eso es pelea, lucha, batalla. La y no le pega nada a una criolla rellolla. Con la i de Martí hay bautizo suficiente.
Florencio me dice que va a dedicarte un número de su admirable periódico de arte y patria, dos cosas que siempre están vivas y con ímpetu de carga al machete, de mambisería, en Florencio. Y como a él es inútil decirle no, porque hace mucho rebanó del diccionario esa palabra, como quien se saca la nigua del dedo gordo con una agujita de hacer canebá, yo acepto con gozo el participar de alguna manera en este “asaltico” que en el día de tu santo Florencio y muchos más quieren darte. Me arrebato y entro en la trulla guajira de tu alabanza, con sombrero de guano, con zapatos de baqueta, con filipina cruda, ¡y con bandurria! para cantarte el punto guajiro como una diana por el veinte de mayo, y por tu veinte de mayo.
No me gusta la palabra “homenaje” porque casi siempre rima con paliza y con uno de esos discursos que llaman algunos cubiches “arranque tribunicio”. ¡Solavaya! Decir “vamos a darle un homenaje a Fulanito”, o algo peor, vamos a darle un “homenajito” (en mi pueblo había una maestra linda y achocolatada como un cucurucho de Baracoa, que decía homenajecito y resoponcito), es como amenazar a un niño con leerle un artículo de E. R. de L. [se refiere a Emilio Roig de Leuchsenring] en Carteles, tortura prohibida expresamente en las partidas de Alfonsito el Sabichoso.
¡Los homenajes con discurso! ¿Te acuerdas de aquel amigo, bajito, melenudo, que parecía un león con cólico nefrítico nada más trepar a la tribuna, y perdía la noción del tiempo (no sin advertir modestamente al comenzar “voy a ser breve, muy breve”), y se arrojaba en la borrachera de las palabras, y traca, traca, traca, y fuácata, fuácata, fuácata, dejaba a los comensales hechos una cutarita, despeluzados como malatobos espoloneados por gallitos-giro de Manila rociados con sangre de cotunta?
No quiero imitar esto, ni aun por escrito que puede dejarse cuando uno quiera, porque sumarse a un homenaje por letra impresa no puede ser tampoco una ocasión para sacar el pavo real que llevamos dentro a pavonearse bajo el sol. Lo que quiero decirte, Lidia con i, es que me parece muy bien que gracias esta vez a Florencio podamos dejar regrabado en letras el sentimiento de gratitud hacia ti, que junto con el de cariño, tenemos muchos de los criollos que para ser completamente tales vivimos hoy como vivieron los mejores cubanos del siglo pasado, sin patria, pero sin amo.
Por muchas que sean las repeticiones escritas de estos sentimientos guajiros, criollos de raíz, ganados por Lidia en las almas de los cubanos-cubanos, siempre serán pocas en comparación con lo que te debemos. Lo escrito queda, y puede ser perenne, hasta donde cabe aspirar a perennidad para las acciones humanas. Lo que escribamos de ti, lo escribimos e imprimimos de la cubanía perfecta. (Iba a decir, no de ti, sino sobre ti, pero me avisé a tiempo de que escribir o imprimir sobre ti sería como anunciarte que vamos a hacerte un tatuaje, ¡y a no ser que se tratase de una palma real pintada por Botticelli, no veo cuál otro tatuaje sería propio de ti!). Por mucho que digamos en alabanza de quien como tú dedicó y dedica su vida a enseñarnos a identificar y a amar las raíces, no devolvemos ni la milésima parte de lo que nos tienes dado.
Lidia: hiciste muy bien en nacer un 20 de mayo. Eres lista prenatal. Naciste en el día del nacimiento de la República, y tú y yo sabemos a cuánta maravilla sabe la palabra República, la República. Lo que eso quiere decir para los cubanos con un poquitico de raíces criollas intactas, es difícil contarlo a los extraños. Ahora andan sueltos por ahí y por aquí, y por todas partes, algunos cubanitos comemierdas que dicen no sentir la patria, ni importarles nada su destrucción y su pena. Yo creo que adoptan esa pose, no por la cursilería de hacerse los europeos o los norteamericanos, sino porque les falta el valor de amar a Cuba, de querer a la patria, y estar lejos de ella. Para no sufrir, fingen no amar, no sentir nostalgia, ni echar de menos las raíces. Han hecho de la expatriación una despatriación, para que no les duela la diáspora, porque su egoísmo, su frivolidad y su hedonismo de quincallería les exige quitarse del corazón todo lo que pueda llevarlos al santo insomnio de Cuba.
Ahora que nos acercamos a la hora del bilan, del pasar balance, tú tienes que sentirte muy serena y contenta de tu fidelidad a la cubanía, a lo criollo rellollo. Habrá nacido contigo, dirás, para quitarle importancia a tu actitud y a tus aptitudes. Pero venga de donde venga, de volición o de destino, esa encarnación que hay en ti de lo criollo profundo, es cosa que fue, es y será una bendición para Cuba y para los cubanos.
El veinte de mayo nació una nueva manera —diseñada por Martí sobre la materia prima que venía borboteando entre las venas de la isla a lo largo de tres siglos— de ser entendida y cumplida la convivencia ideal de los cubanos. Las dificultades, las desobediencia a lo dictado por los Fundadores resumidos en el Fundador de la República, los incumplimientos y deslealtades con la patria, no dañan para nada al ser auténtico de la patria. Una de las características del bien es la resignación y la paciencia con que se espera que pasen los días del mal. La República, la Idea de la República del 20 de mayo, no ha muerto, ni puede morir.
Quienes, ciegos ante la historia y ante la verdad de esa República, han creído posible borrar las fechas, anular la manera martiana y pura de la convivencia, destruir todo el edificio de la República (dicen ellos que por tener grietas aquí y allá, goteras y defectos en la cumbrera exterior del tejado), no han podido hacer otra cosa que encadenar y retrotraer a Cuba a otra manera de colonia, cien veces más atroz que la anterior. No celebran el 20 de mayo, ni el 10 de octubre, ni el 24 de febrero, ni el 7 de diciembre, porque se han quedado sin raíces y sin libertad —¡el bien de los bienes, hasta para las bestias!— y pretenden que su patria está en Moscú, y que su Céspedes es Lenin, su Martí Fidel, y su Maceo el Ché. Decían “patria o muerte”, y la gente aplaudía; aplaudía hasta que descubrió que lo que querían decir estos cabritos era “patria muerta”. Decían traer la libertad, la paz y el bienestar para todos, y lo que trajeron fue la M del marxismo-leninismo, que en el vientre trae únicamente, y siembra en cuanto se apodera de un país, las cuatro emes terribles: muerte, miseria, maltratos y mierda. Y si al horror del marxismo-leninismo le agregas a Castrico y su morralla, ¡quiquiribú mandinga!
Frente a los que intentan borrar de la conciencia de los cubanos, hállense dentro o fuera de Cuba, y sea cual sea la edad de cada uno, la noción verdadera de patria, de la cubanía, de la criolledad (noción excluyente de la esclavitud y de la crueldad, los dos pilares del comunismo), frente a esos desdichados, ¿no tenemos que sentir multiplicada por mil la gratitud ante los que como tú aman a Cuba, y traen cada día un recuerdo, una lucecita más para que no se esfume la imagen, para que no se haga en nosotros la oscuridad de oscuridades que es no amar a una patria, no sentir una raíces, no recordar la enorme dicha de haber nacido en Cuba, la gloria de ser cubano.
Lidia, te dejo. No quiero darte la lata en vez de tocar la diana del 20 de mayo, el tararí de la alegría porque te tenemos, la diana por tu nacimiento, que era todo lo que quería decirte. Nosotros los tauros estamos orgullosos de que pertenezcas a la Casa Zodiacal que fue la cuna de Shakespeare, de Mahoma, de Ortega y Gasset, del Papa Woitila, y donde se nos coló Carlos Marx, que era el menos malo de los marxistas, y que se espantaría de ver lo que han hecho con él, como se espantarían Cristo y Martí, de lo que han hecho con el cristianismo y el martianismo muchos de sus presuntos seguidores.
He dicho más de una vez que las dos máximas desgracias históricas de la humanidad son las manos en que acabó por caer el cristianismo, y las manos en que cayó el socialismo. Los latinos teatralizaron y deformaron el cristianismo, por estatizarlo como los españoles, o por politizarlo y comercializarlo como los italianos; y los eslavos secuestraron el socialismo y lo monstruizaron en el molde tradicionalmente tiránico y esclavizador de aquella gente. Ni el latino concibe la humildad, ni el eslavo concibe la libertad, salvo rarísimas excepciones: San Francisco de Asís de un lado, Fedor Dostoievski de otro, y pocos, muy pocos más en ambas filas. ¡Un desastre que abarca veinte siglos de historia!
Perdóname por citarme a mí mismo, señal de que mi mala educación empeora por días. Estoy llegando, si no he llegado ya, a esa insoportable edad en que el hombre sólo habla de sí mismo, la edad del yo-yo-yo, que es también la de la vuelta al yoyo, pues por algo dijo Chateaubriand que un viejo es dos veces niño, y por algo dice un cuasi-poeta amigo tuyo llamado Gastonet que el viejo es un orinal donde mean los elefantes de los ángeles.
Te dejo al fin, que esto va pareciéndose a un discurso del caudaloso doctor Zayas. Yo aprendí a reconocerte el tesoro de la cubanía a raíz de lo que de ti pensaba y decía Lezama. Íbamos a verte a San José, a ti y a esa Dama Cubana pura que es Titina Rojas, como quien iba a una ceremonia de rebautizo bajo una ceiba. Cierto es que ni a él ni a mí nos faltó nunca el cordón umbilical bien ceñido a la tierra nuestra, pero de tiempo en tiempo sentíamos la necesidad de empaparnos más de lo cubano, como bajo un aguacero tremendo, de los que traen enterrado en los goterones de lluvia los frutos y la vida. Y fue Lezama quien nos confirmó la fiesta innumerable que es nacer donde nacimos.
Sé, Lidia, que no hace mucho bailaron un danzón Eugenio Florit y tú. Esa estampa criolla no me la perdí, porque yo vivo en el recuerdo, respiro por la memoria. Vi y reviví esa danza de ustedes, y me sentí muy feliz. Ya vendrán otros tiempos. Quizás no estaremos corpóreamente en ellos, ni tú, ni yo, ni ninguno de cuantos hoy estamos al lado tuyo duplicando el amor al 20 de mayo. Pero de algún modo sí estaremos allí, estaremos en los tiempos del otro renacimiento de Cuba, porque nunca hemos dejado de sentirnos extranjeros dondequiera hayamos vivido y vivamos fuera de Cuba. Albert Camus lo expresó a la perfección: Étranger, qui peut savoir ce que ce mot veut dire. Y el sol nuestro de cada día, el Martí de exilios infinitos, dijo: “Ya tarde a casa vuelvo [sic]: ¿Casa dije? no hay casa en tierra extraña!” [sic]. Somos extranjeros, a mucha honra, pero a mí en particular me duele que criollas como tú no puedan celebrar en Cuba el veinte de mayo de cada año y de todos los años, sea sobre o debajo de la tierra cubana, que es lo mismo.
Iba a despedirme con saludo africano-cubano, tomado, naturalmente, de un libro tuyo, pero recordé aquello que le dijo Nicolás Guillén a Stalin: “Capitán, a quien Changó proteja y a quien resguarde Ochún”, y luego de reírme abundantemente de esta comemierdería de Guillén, dí marcha atrás, por si acaso. Me despido sin más a la criolla, de ti, guajira profunda, capaz de hablar lo mismo con Rudyard Kipling que con Tata Cuñengue: ¡hasta pronto, hasta lueguito, hasta siempre, Lidia!
Un abrazo mío para Titina. Un recuerdo grande, de gratiud, para la buena gente que te quiere y te ayuda a seguir con la luz del alma encendida para iluminación de Cuba y de los cubanos. Pienso en Josefina Inclán, en Rosario Hiriart, en tantos nombres que, a la l no puedo poner aquí ahora. Tú eres algo tan especial, que has conseguido que hasta algunos mequetrefes del sub grupo Orígenes, que no respetan nada ni a nadie, se quiten ante ti el mugriento sombrero. Te pasa un poco lo que a Martí, que hasta los comunistas tienen que pretender apropiárselo. Tú eres demasiado buena. No te dejes entrevistar ni dar la lata por ninguna cagarruta con espejuelos, como esa que te entrevistó hace poco. Cuídate como un gallo fino, por dentro y por fuera. Huye de la gente con focú, de la que hay abundancia en Miami, capital del bembeteo, donde hay tantos que no pudiendo matar a Fidel de un bombazo quieren matarlo de un bembazo.
Te quiere, y pide bendiciones para ti a la luna, a la albahaca, a las nubes, a los montes, al mar, tu amigo, guajiro de Bijarú, de Remanganangua y de los Remates, de Bayatiquirí y de Baní, de Camagüey y de Camajuaní, del Cobre y de Jatibonico, tu amigo,
Gastón
PS: Para no iniciados, enumero algunas citas del original, no demasido precisas en un hombre de la edad del que escribió la carta. En primer lugar, la alusión al poema de Eliseo Diego, “El sitio en que tan bien se está”,
Tendrá que ver
cómo mi padre lo decía:
la República.
dibuja el escenario de la amistad/enemistad entre Gastón y Eliseo que tiene varios episodios abundantemente comentados.
La cita martiana, de los Versos libres (“No música tenaz, me hables del cielo…”), reza en el original:
Si del día penoso a casa vuelvo…
¿Casa dije? no hay casa en tierra ajena!…
¡Roto vuelvo en pedazos encendidos!
Me recojo del suelo: alzo y amaso
Los restos de mí mismo; ávido y triste,
Como un estatuador un Cristo roto:
La cita de Nicolás Guillén (Stalin, Capitán,/ a quien Changó proteja y a quien resguarde Ochún”) procede de su poema “Una canción a Stalin”.
[Esta carta se publica por cortesía de Cuban Heritage Collection, University of Miami Libraries. El mecanuscrito digitalizado puede consultarse aquí.]http://www.penultimosdias.com/2014/01/05/una-carta-de-gaston-baquero-a-lydia-cabrera/
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