El propósito que nos anima al crear este nuevo blog es mantener vivo en el recuerdo ese retazo de tierra taína que nos vio nacer: Banes, acercando a todos los Banenses a través de la evocación de imágenes y recuerdos. Es el sitio virtual idóneo para detenerse a conversar, como en los viejos tiempos, relatando anécdotas que nos lleven definitivamente al reencuentro con el pasado. Complementa nuestra exposición una iconografía banense, así como una galería de banenses ilustres.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Cubanas y cubanos: Gastón Baquero

Baquero 3
PALABRAS SOBRE LA ARENA
Manolo fotoEn 1956 ó 57 vi por primera vez a Gastón Baquero. Fue en La Habana, en un pasillo del Diario de la Marina, el periódico en lengua española más antiguo de los que se publicaban entonces. Baquero era su jefe de redacción. Me presentó al poeta —yo tenía veinte años y había publicado dos librillos tartamudos— un viejo periodista español de apellido Preciado o Precioso, que presumía de haber cruzado correspondencia con Miguel de Unamuno. (Años más tarde, cuando el edificio del Diario de la Marina fue ocupado por la redacción de Noticias de Hoy, encontré en los archivos del vetusto periódico una tarjeta postal en la que don Miguel, de su puño y letra, desde su exilio en Hendaya confesaba, en 1928, a su amigo Preciado o Precioso, que José Martí lo había enseñado a sentir más que a pensar.)
A Baquero se lo consideraba un hombre con poder —en aquella Cuba, la jefatura de redacción del influyente Diario de la Marina casi equivalía a un ministerio— y lo llamaban ingeniero, aunque sospecho que pocos sabían de qué rama de la ingeniería había desertado al periodismo y la literatura. Como poeta y articulista —más como lo segundo que como lo primero— gozaba de gran prestigio. “Me gusta la prosa de ese reaccionario Gastón Baquero”, cuenta el periodista José Pardo Llada que llegó a decir el Che.
Baquero se fue de Cuba tan pronto como Fidel Castro llegó al poder. Recordemos que una de las primeras decisiones de la revolución relativas a la prensa fue clausurar el conservador Diario de la Marina. El poeta vino para España y en Madrid volví a verlo cuando yo comenzaba mi exilio, treinticinco años después de nuestro encuentro habanero. Sucedió en la Residencia de Estudiantes, una noche de poesía cubana en la que, presentados por el poeta gaditano José Ramón Ripoll, leímos poemas nuestros.
Baquero libro verbum
POESÍA COMPLETA, Verbum, 1998.
De su época estudiantil data su vinculación con José Lezama Lima. Se conocieron en la Universidad de La Habana. Baquero se dio a conocer como poeta en Verbum y colaboró también en Espuela de plata, las dos primeras revistas que fundó Lezama, quien a su vez colaboraría en Clavileño, revista de Baquero, tan efímera y exquisita como las anteriores.
En 1944 se pone en circulación el primer número de Orígenes, revista que fue el punto de convergencia de una decena de poetas, ensayistas y narradores, cultos, brillantes, imaginativos, que compartieron la voluntad de estructurar una teleología de lo cubano mediante una singular intelección trascendente del paisaje, la historia y la cultura nacionales, una auténtica reinterpretación poética de nuestra identidad. A la formación católica, predominante entre los origenistas, atribuyo el hecho de que sublimaran, con una pasión de temblor místico, su minuciosa, obsesiva búsqueda de esa entelequia denominada lo cubano, que Cintio Vitier se encargó de congelar aristotélicamente en un elenco de categorías metafísicas que supuestamente definen lo que somos y presumiblemente condicionan cómo nos comportamos. A mí el origenismo, por lo que acabo de decir y por su tendencia al apartamiento y la endogamia intelectual, me pareció a veces más una secta, con renegados y cismas incluidos, que lo que en definitiva fue: un grupo de intelectuales idealistas impregnados de nacionalismo romántico y que, atrincherados en una concepción eticista de la historia, se aplicaron a la tarea de rescatar y preservar, en medio de los vaivenes de la mojiganga republicana, el Santo Grial de la cubanidad. Baquero figura entre los fundadores de Orígenes, y no creo equivocarme cuando digo que Orígenes ha seguido siendo, muy a pesar de Baquero  —que fue un temprano y contumaz disidente del origenismo—, la referencia más clara de su poética. Lo considero el otro gran poeta del grupo, junto a Lezama y Eliseo Diego.
Baquero tuvo la necesidad, común a todos los origenistas, de reflexionar sobre la esencia y el destino de la poesía, de investigar —dicho con sus propias palabras— “en qué consiste por dentro el ser de la poesía”. Sus reflexiones al respecto descansan en su idealismo religioso. Su pensamiento está condicionado por su idea de Dios.
Poco antes de su deceso, sostuve con Baquero una larga conversación en la residencia de ancianos de la localidad madrileña de Alcobendas, donde estaba recluido y donde murió. Aquella mañana, uno de los temas de nuestra plática —la más larga que sostuvimos jamás— fue la concepción huidobriana del poeta como un pequeño dios. No obstante el para mí evidente paganismo del que Huidobro partía para concebir al poeta como un virtual sustituto o competidor de los dioses en lo que a poder de vaticinio y creación de realidades se refiere, Baquero se servía de esta idea, cristianizándola, para explicar que, como dice en uno de sus ensayos, “la poesía es la prolongación en el hombre de la imagen y semejanza de Dios, en cuanto creador”. En ese mismo texto (“La poesía como reconstrucción de los dioses y del mundo”) nos dice: “La poesía contemporánea, que comenzó por romper con Dios violentamente, que parecía no tener otro objetivo que el estético y cuando más el blasfemo y el irracional, no sabía que está haciendo con sus textos y con su lucha por encarnar dentro del ser real de la poesía un reino libre y autónomo, una labor religiosa”. Y añade: “Porque no otra cosa es la tarea que el poeta realiza cuando escribe el poema, aunque él pretenda estar haciendo ateísmo o aunque se presente como persona que nunca ha pensado en Dios. No importa. Dios no necesita ser pensado para existir, sino que se realiza en todo acto creador —y aun en la simple intención creadora—, aunque el acto tienda a ser contrario a Dios. Es muy del humor de Dios oponerse a Dios.” Recuerdo que en aquella conversación Baquero me dijo que, puesto que el acto de crear es síntoma incontrovertible de lo divino, los hombres estaríamos privados de crear si no fuésemos parte y todo al mismo tiempo de Dios, por lo cual Huidobro había acertado aunque en el substrato de su definición se percibiera un tufo de desafío blasfemo.
ENSAYOS, Pre-Textos, 1995.
ENSAYOS, Pre-Textos, 1995.
En el mismo ensayo al que he hecho referencia, nuestro poeta desarrolla su versión del proceso de sustitución del camino teologal por el poético para acercarse a Dios: “Al separarse de la teología, de la directa aceptación de Dios —obra de los siglos XVIII y XIX—, [el hombre] no pudo hacer otra cosa que ir a Él por caminos extraños. Se entregó a la poesía con un ardor singular, desaparecieron de la escena intelectual, de la corriente viva de ideas, los nombres de los grandes guardianes del género humano, que son los teólogos, los santos, los pensadores de raíz religiosa. Pero nsensiblemente y soterradamente, la ausencia de Dios fue reemplazada por la nostalgia de Dios, por la necesidad de explicarse el mundo, la vida, la trascendencia, desde una situación augusta, nueva y enérgica como la de Adán en el Paraíso”. Esta reflexión nos remite a la de otro origenista relevante, Cintio Vitier, que nos ha hablado, a propósito de Emilio Ballagas, de “la pureza adánica, anterior al conocimiento” —la pureza baqueriana del inocente que escribe palabras sobre la arena, metáfora de la unión directa del poeta con lo divino— y que ha visto que “la palabra constituye para el poeta la potencia nupcial, el daimon mediador entre su deseo y la divinidad”. “De raíz divina ella misma”, coincide Vitier con Baquero. “El poeta siente que, al buscarla, es ella quien lo busca”. Pero, para Baquero, la poesía, en las etapas modernas de su devenir, no ha sido sólo una vía alternativa para acercarse a Dios, ni siquiera para servir de mediadora de Él, sino para sustituirlo: “…si el hombre volvió a buscar a tientas el cuerpo secreto de la poesía”, dice Baquero, “fue porque intuitivamente descubrió que necesitaba sustitutos para el Dios que había perdido”. En un ensayo posterior, el titulado “La poesía como problema”, nos hace esta confesión, que es todo un corolario a sus meditaciones anteriores: “Y si algo se ha podido aprender de veras en estos últimos treinta años de atención y de reverencia hacia la desacreditada tarea poética, es que la tal tarea es nada menos que la más alta y difícil posibilidad de comunicación del hombre no religioso con lo sagrado, entendiendo por lo sagrado desde el hecho de vivir, de sentirse vivo, hasta el misterio de los objetos y hechos cotidianos, pasando por las más remotas y complejas meditaciones y comprobaciones de lo universal”.
Jean Cocteau era de los que piensan que la poesía es útil, pero confesó que él no sabía para qué sirve. Según el vitalista Neruda, la poesía es “lo que fue escrito con sangre para ser escuchado por la sangre”. El cartesiano Valéry, para quien “todo poeta verdadero es necesariamente un crítico de primer orden”, consideraba la poesía un infalible ejercicio de lucidez. Baquero, de raíz martiana, que cree en la utilidad y la necesidad de la poesía, y, como los griegos, en su poder vaticinador, nos dejará dicho —y ésta será su poética— que “La grandeza eminentemente social de la poesía, es decir, la grandeza de una comunicación y de una confesión profunda de lo humano, trascendiendo la peripecia visible y descubriendo las entrañas de lo que se aproxima —no otra cosa es la poesía—, ha vuelto a colocar a ésta en el sitial de máxima referencia y de supremo aprovechamiento. Hoy la poesía es útil de nuevo. Trae los avisos, las sentencias, las anticipaciones”.
La sabiduría poética de Baquero se manifiesta, ante todo, en el equilibrio que logra al integrar en la escritura el ver, el pensar y el sentir. Un amor inteligente, sobrio en su manera de exteriorizarse, por todas las cosas de este mundo que tanto atrajo su atención, ilumina su obra, en la cual, bajo el oficio de la palabra culta laten las devociones y las dudas de un hombre que vivió y pensó con honradez y que, en la zozobra que dan las lejanías, acarició, junto a una vocación universalista, una nostalgia caribeña y una devoción americana. ¿No es Baquero ese lector solitario y absorto de uno de sus grandes poemas, “ese lector que de pronto levanta la mirada, / y la deja perderse detrás de las montañas, / más allá de los cielos, / en busca de una tierra distante…"
TOMADO DE:  http://diazmartinez.wordpress.com/2009/06/25/cubanas-y-cubanos-gaston-baquero/

sábado, 27 de octubre de 2012

Cuba a fuego lento

La isla, cada vez más isla, ha cocinado bajo el sol un fabuloso guiso cultural

Aún sorprende al mundo por su creatividad

Hemos elegido un puñado entre 100 grandes

Hagamos caso a los sabios, y entre los que más al etnólogo Fernando Ortiz y al poeta Gastón Baquero: la cubanidad o cubanía no se define por la tierra cubana donde se nació, ni por la ciudadanía política que se goza (o se sufre), menos aún por el concepto de raza, ya que no existe una raza cubana. La cubanía, dice Ortiz, “es principalmente la peculiar calidad de una cultura, la de Cuba”, y esta viene determinada por numerosos factores, entre los principales la mezcla. Cuba es liga, reunión, confluencia de raíces… Y también desarraigo, provisionalidad, refundación constante.
Los primeros en llegar, los indios precolombinos, viajaron en canoa desde tierras continentales del Amazonas y Yucatán y de otras islas del Caribe. Mucho después, los españoles y otros europeos (ingleses, franceses huidos de la revolución haitiana, corsarios holandeses) vinieron cargados de ambiciones y trajeron consigo al Nuevo Mundo negros esclavos de Angola, el Congo, Guinea y hasta de los puertos de Zanzíbar y Mozambique. Había yorubas, mandingas, bantúes, carabalís, tan distintos entre ellos como un austriaco de un andaluz, y cada uno con sus propias costumbres y religiones animistas. A mediados del siglo XIX, algunas cantidades de culíes chinos procedentes de Cantón, Macao y Taiwán arribaron con su mundo propio y su pasión por los juegos de azar.
Las cuatro grandes razas se concentraron en esta pequeña isla del Caribe ablandada por el sol del trópico y batida por los huracanes, y esta poderosa mixtura se realizó en poco más de cuatro siglos, “nada” para la historia, recuerda Baquero.
En un ensayo clásico (Los factores humanos de la cubanidad), Ortiz comparó la cultura cubana y su formación con el ajiaco, el guiso criollo más genuino, “hecho de varias especies de legumbres” y “de trozos de carnes diversas, todo lo cual se cocina con agua en hervor hasta producirse un caldo muy grueso y suculento y se sazona con el cubanísimo ají que le da el nombre”. A lo largo de medio milenio, Cuba fue una cazuela abierta y en su interior se trabó una salsa muy sedimentada y con abundante aderezo.
La capacidad magnificadora del cubano, junto a la mezcla, es la característica de su cultura
Siboneyes, guanajabibes y sobre todo taínos dejaron alimentos y ciertas voces –incluida la palabra Cuba–, además del tabaco y su humo hechicero para comunicarse con los dioses. España llegó y de golpe impuso 3.000 años de civilización, y con la vela, el hierro, la pólvora, la imprenta, las plantaciones, el capital y la moneda aparecieron la primera guitarra y la universidad, además del látigo. En los barcos negreros viajó todo el dolor imaginable del destierro, pero también leyendas y orishas que al ser prohibidos se sincretizaron con los santos católicos. Chango, divinidad dueña del trueno, se transmutó en Santa Bárbara, y la madre de las aguas, Yemaya, se escondió en la Virgen de Regla.
El tambor y la guitarra se acoplaron fácilmente y enseguida el mestizaje se impuso en todos los órdenes de la vida, siendo la música, el baile y el choteo espacios francos para negros, jabaos, mulatos y blanconazos. Asia aportó la charada china, una lotería que sigue jugándose hoy de modo clandestino en toda la isla y en la que cada número equivale a una imagen y esta suele asociarse a un sueño. Uno es caballo. Tres, marinero. Ocho, muerto, y 23, vapor (o escalera), y así hasta llegar al número 100, que es inodoro, pero también Dios y automóvil.
Dice Baquero que “los encadenamientos de la charada son totalmente poéticos”. Si a una vieja habanera le cuentan un sueño en el que aparece “una que no es monja, pero vive siempre metida dentro de su casa”, a lo mejor le tira al siete, caracol, con el siguiente argumento: “¿Ha visto usted nadie que esté más encerrado que un caracol, y sin estar en un convento?”. Este tipo de conclusiones, sostiene Baquero, “nos conducen mecánicamente a un poema de Eliot”.
Esa “capacidad magificadora” del cubano, junto a la mezcla, es otra característica principal de la cultura de Cuba. Wifredo Lam era hijo de chino y de negra, y con sus pinceles arrastró al surrealismo toda aquella herencia y un mundo de sueños y máscaras poblado de seres sobrenaturales, a la vez humanos, animales y vegetales. El óleo más famoso de Carlos Enríquez no es otro que El rapto de las mulatas, y de Cuba es José Martí, uno de los más grandes pensadores de América, muerto en combate contra las tropas españolas en 1895. Sin España y el hervor del mestizaje no puede entenderse a José Lezama Lima, Alejo Carpentier, Cabrera Infante o Nicolás Guillén, songoro cosongo de mamey, songoro la negra baila bien. Súmense contradanzas y danzones, Ignacio Cervantes y Lecuona, el mambo, el chachachá, el jazz afrocubano de Frank Emilio y el son del trío Matamoros y de Compay Segundo.
Decía Dulce María Loynaz, premio Cervantes 1992, que en su país la política pasa y la cultura permanece (bueno, sus palabras textuales eran un poco más crudas: “Yo he vivido esta revolución como un paréntesis”, declaró a este diario tras recibir el galardón, con 90 años).
¿Pero cómo hacer una radiografía de la cultura cubana a día de hoy, junio de 2012?
Un intento es el del fotógrafo español Héctor Garrido Guil con Cuba iluminada, una galería de 100 retratos (¡100, como en la charada!) realizados a lo largo de un año. El álbum contiene escritores, actores, pintores, gente de teatro y de cine, músicos, fotógrafos, historiadores y arquitectos, poetas y deportistas, todos residentes en la isla o que viven a caballo entre Cuba y otros países.
Ocho en la charada es muerto, pero también león, calabaza y tigre. Natalia Bolívar (La Habana, 1934) es todas esas cosas. Descendiente del libertador americano Simón Bolívar, discípula de Lydia Cabrera y de Fernando Ortiz, es la antropóloga que más ha estudiado las religiones afrocubanas y lleva escritos una veintena de libros sobre el tema, el más famoso Los orishas en Cuba. Natalia fue subdirectora del Museo Nacional de Bellas Artes, pero por oponerse a la venta de algunos de sus fondos en Sotheby’s fue destituida en los años sesenta y sancionada con el castigo ejemplar “de limpiar tumbas en el cementerio”, o al menos así lo recuerda ella. Lo cierto es que en 1967, cuando Cuba organizó el Salón de Mayo y viajaron de París importantes pintores e intelectuales de las vanguardias europeas, Wifredo Lam y otros artistas fueron a visitarla al camposanto, 64 en la charada, y “el escándalo fue mayúsculo”. La última vez que lo contó fue el pasado 16 de septiembre, día de su cumpleaños, fecha en la que por su apartamento de Miramar acostumbran a pasar sus amigos de siempre, el pintor Choco, la investigadora Zoila Lapique, los actores Luis Alberto García y Jorge Perugorría, la actriz Mirtha Ibarra, los músicos Kelvis Ochoa y Descemer Bueno, que se fueron de Cuba en los noventa y después regresaron, los cineastas Juan Carlos Tabío y Arturo Soto, o el escritor Leonardo Padura, todos parte de ese ajiaco nacional e incluidos en Cuba iluminada.
Retratar la cultura cubana actual necesariamente implica incluir fotos sepias, como la de la poetisa Carilda Oliver (Matanzas, 1924), autora de aquellos versos transparentes que dicen: Te levanto la noche de la vida / Deshilvano una luz para tus sienes / Te visito en el agua y no me tienes / Cuando llego ya soy la despedida; o la del dramaturgo Abelardo Estorino (Unión de Reyes, 1925), o la figura de Alicia Alonso, que a sus 91 años sigue al frente del Ballet Nacional de Cuba (BNC), de donde han salido estrellas como Carlos Acosta, José Manuel Carreño o Viengsay Valdés, hoy primera bailarina de la compañía, que en la época dura del Periodo Especial, cuando no había transporte público y los apagones eran de media jornada, hacía diariamente 20 kilómetros en bicicleta desde su casa para ensayar ocho horas en la sede del ballet y convertirse en Giselle.
Hay más: los boleros intensísimos de Omara Portuondo, novia del filin y diva del Buena Vista Social Club; los colores y arlequines del pintor Alfredo Sosabravo, o la búsqueda matérica y espiritual de Ernesto Rancaño; el jazz inteligente y joven de Harold López-Nussa; la solvencia y versatilidad de la actriz Laura de la Uz; el chéquere golpeado por Don Pancho Terry, las naturalezas amarillas y verdi-azules de Flora Fong.
Según Ortiz, la olla de Cuba siempre “es un renovado entrar de raíces, frutos y carnes exógenas, un incesante borbor de heterogéneas sustancias. De ahí que su composición cambie y la cubanidad tenga sabor y consistencia distintos según sea catada en lo profundo o en la panza de la olla o en su boca, donde las viandas aún están crudas y burbujea el caldo claro”.
En lo profundo, si hablamos de música, está el piano de Chucho Valdés y el de su padre, Bebo, creador del ritmo batanga y arreglista en la orquesta de Tropicana con Armando Romeu. También Zenaida Romeu, nieta de Armando y creadora de la primera orquesta de cámara femenina de cuerdas, y  el cuarteto vocal Sexto Sentido, y Juan Formell y Los Van Van, reyes de la música popular bailable, que en Cuba es esencia como también lo es el béisbol, pasión nacional y muestra de la importante influencia norteamericana.
La lotería china da para mucho: el 93 es revolución y también sortija de valor. Por la cultura cubana del último medio siglo no se puede pasar sin mencionar las escuelas de arte creadas después de 1959; de sus aulas salieron buena parte de los artistas que hoy, dentro y fuera de la isla, forman ese sustrato alimenticio y espiritual que da sentido a Cuba y al que se refiere Ortiz. Las sirenas de Fabelo, las mujeres-pájaro de Zaida del Río, los esquifes reciclados y muelles de Alexis Leyva (Kcho), el cine de Fernando Pérez que deslumbra por su sensibilidad y poesía en Suite Habana… Hay muchos nombres que no están en Cuba iluminada y no viven en la isla, aunque son parte indivisible de la cultura cubana: Tomás Sánchez, Bedia, Abilio Estévez, Bebo Valdés y cientos más…
Pensemos que también están y que ahora desde el gran sofá del malecón observan la última instalación de Los Carpinteros durante la oncena Bienal de La Habana, La conga irreversible, una comparsa de músicos y bailadores de carnaval vestidos de negro que arrollan furiosamente, pero caminando hacia atrás. En el solar del Reverbero, cogollo de La Habana Vieja, la negra Tomasa no dudaría un segundo en apostar todos sus ahorros al 55, cangrejo.
El libro ‘Cuba iluminada’, de Héctor Garrido Guil, será publicado en octubre por la editorial Lunwerg.
TOMADO DE:  http://cultura.elpais.com/cultura/2012/05/31/actualidad/1338475489_123027.html

viernes, 26 de octubre de 2012


Periódico El Pueblo
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Uno de los diarios locales más antiguos de Cuba
Fecha de Fundación:4 de mayo de 1915
Ubicación:Banes, Holguín
PaísBandera de Cuba Cuba
IdiomaEspañol
Periódico El Pueblo es uno de los diarios locales más antiguos de Cuba.
El estudio de las culturas locales permite un acercamiento a su patrimonio tangible e intangible como elemento identificador de su propia memoria histórica como diría la intelectual cubana Graciela Pogolotti” La cultura es la huella del hombre sobre la tierra”.
En el proceso interactivo hombre – sociedad y raíces se sustenta el quehacer humano y precisamente el periódico el Pueblo (1915- 1958), es un baluarte dentro de la cultura en el municipio de Banes; asimismo forma parte del patrimonio bibliográfico de la Biblioteca Pública Carlos Fernández, donde reposa en 76 volúmenes indizados cronológicamente desde el 1915 y hasta 1958
Ampuloso en su corte descriptivo con aristas sensacionalistas y promociónales de la vida de los banenses en la primera mitad del siglo XX trasciende este diario, también por sus proyecciones territoriales, nacionales e internacionales, al reflejar el acontecer noticioso de aquella época y mantener informados a los lectores, sin dejar de mostrar elementos identitarios de la nación cubana, fusionados a la tradición histórica y cultural.

Contenido

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Inicio de las primeras publicaciones en Banes

Banes se funda como municipio el 17 de enero de 1910, de forma vertiginosa fue asumiendo su propia autonomía. La existencia de la United Fruit Company, así como la asimilación en nuestra economía de fuerza obrera asalariada, y las condiciones de explotación máxima del Puerto de Banes, generó un desarrollo cultural y proporcionó la mezcla de las diferentes culturas.
Nótese que desde 1894 teníamos nuestra primera publicación periódica “La Carta”. Es a partir de 1907 cuando que se suceden una serie de publicaciones que al consultar el texto inédito de la hija ilustre de la ciudad Asunción Cuesta “La Historia del periodismo en Banes”, advertimos más de 53 publicaciones hasta 1959.
En su mayoría estas publicaciones tenían una vida efímera; pasaban de propietario a propietario las imprentas y no cambiaban de nombre los periódicos, es decir, El Demócrata se publicó en 1907, en el 23 y en el 33. El desarrollo de las imprentas y las publicaciones periódicas propició en los banenses una especie de inmediatez gráfica de la realidad a partir de intereses privados y respondiendo a la filiación partidista de los editores, sean miembros del partido liberal, conservador o socialista.
Se editaron diversos periódicos, de corte social: La voz de Banes, El Eco de mi escuela, humorísticos: Ají Guaguo y políticos: Patria y El grito del Pueblo, entre otros. Especialmente dedicado a la vida literaria está el periódico Portada (1950), y El pueblo (19151958) dirigido por Fernando Rojas. Este diario pasó la prueba del tiempo y se impuso ante las adversidades, contó con varias secciones: La Literaria, Promociones, Corresponsales, el telégrafo y el mundo, vida social, estado del tiempo, etc.

Fundación del periódico El Pueblo

Se funda el 4 de mayo de 1915,” Mantener un diario en una localidad pequeña tierra adentro, hecha en una imprenta con pocos recursos a base de letra suelta ,es una obra realmente admirable y ardua, una empresa excepcional y poco común en cualquier parte del mundo,” así manifestó en la inauguración su director. En estas palabras no sólo se evidencia el carácter colectivo e individual del compromiso creativo; sino también el desafío del hombre por perpetuar su paso por la vida, junto al compromiso social que implica. Como se ha expresado antes, el periódico el Pueblo (19151958), es un material de consulta obligada para el estudio de la cultura local y nacional de esta época, sin embargo él mismo está en estado de deterioro por falta de conservación y climatización. No existe un estudio de esta publicación periódica en el orden bibliográfico y referencista que permita a las nuevas generaciones documentarse sobre la valiosa información que éste posee. Por especialistas y estudiosos de la historia y cultura local se han realizado investigaciones menores y fragmentadas de algunas de las temáticas que mencionamos anteriormente.
En la actualidad las incidencias históricas, culturales, y sociales del municipio aparecen reflejadas en la provincia en muy pocas ocasiones. Recuérdese que la localidad cuenta con una emisora y un estudio de televisión de alcance limitado.

Búsquedas de alternativas para rescatar y revitalizar este periódico

Un grupo de investigadores del municipio y la dirección de la Biblioteca investiga la búsqueda de alternativas para rescatar y revitalizar este periódico que se ha convertido en uno de los diarios locales más antiguos de Cuba, que reseño –aunque tímidamente y sin compromiso moral .- hechos como: la presencia del banense y personalidades históricas en las guerras del 1895 y 1898 la presencia de Mella en Banes, las nupcias de Fidel Castro Ruz, el “apoyo” del dictador Batista en los carnavales del1956, con su trasfondo de explotación y miseria al pueblo ,etc.
La conservación del el periódico el Pueblo (1895 y 1898), propiciará el rescate y revitalización del patrimonio bibliográfico de la Biblioteca Pública “Carlos Fernández” como parte de la identidad cultural local y nacional a propósito del estudio de las culturas locales, la utilización de técnicas alternativas permitirá la difusión y promoción de este diario en la contemporaneidad, siendo un elemento esencial en la información.

Fuentes

  • Lic Ana Gloria González Ochoa: Directora Biblioteca Minicipal Carlos Fernández
  • Cuba. Biblioteca Nacional José Martí._Índice General de Publicaciones Periódicas._ La Habana, 1972.
  • Cuba. Biblioteca Nacional José Martí._Lista de Epígrafe._ La Habana, 1986._3 t.
  • García Luís, Julio. Géneros de Opinión._ Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 1989. 156p.
  • Hernández Pardo, Héctor. Análisis de la información internacional y medios de difusión/ Héctor Hernández Pardo, Renaldo Infante Urivago._ La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1991._ 196p.
  • Lage Dávila, Agustín. La ciencia y la cultura: las raíces culturales de la productividad._ p. 2 – 21._ En Cuba Socialista._ 3ra época No 20. _ La Habana, 2001.
  • Rojas, Fernando. Editorial._p. 4- 5. En El Pueblo._ Banes, 15 may, 1915._ Palabras pronunciadas en la fundación del periódico por su director.
  • Vicente Leñero, Carlos Marín. Manual de Periodismo. _ La Habana: Editorial Pablo de la Torriente Brau, 1990._ 289p.

Enlaces

jueves, 25 de octubre de 2012


Un día en la primavera del año 1887, cinco jinetes, cansados tras un largo y arduo viaje que había comenzado en la ciudad porteña de Gibara............

Por: Alfredo M. Dumois.
dumois1@aol.com

fotos.miarroba.com

Un día en la primavera del año 1887, cinco jinetes, cansados tras un largo y arduo viaje que había comenzado en la ciudad porteña de Gibara, llegaban a un pobladito de unos pocos bohíos situado en la parte sur de el antiguo Realengo Banes; ya para entonces conocido por el nombre de Hacienda Banes. Iban en una misión, podríamos decir, exploratoria y de evaluación de las tierras de la región con miras a usos agrícolas.

Al frente de ese grupo tan diverso iba Don Alfredo Dumois Gessé obrando a nombre de su hermano Don Hipólito, cosecheros ambos y exportadores de bananos de la ciudad de Baracoa. Acompañaban a Don Alfredo Don Juan Cárdenas Alberti, agricultor de Baracoa y especialista en terrenos, y su empleado Salomé Boza; Don Delfín (Fino) Pupo, comerciante de la ciudad de Gibara y su yerno Torcuato Varona. Vale decir que había sido Don Fino, viejo amigo de Don Alfredo quien, al conocer que los intereses agrícolas de los Dumois eran buscar tierras fuera de Baracoa para expandir sus negocios; le convenció de ver por sus propios ojos las maravillas de Hacienda Banes. Ah, por cierto, Don Fino era dueño de una de las seis acciones de la hacienda.
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Así llegaron nuestros cinco jinetes al cierto pobladito de unos pocos bohíos encaminándose inmediatamente campo adentro en busca del Coronel Octavio Silva (compadre de Don Fino) morador en esos lares por muchos años. El jovial Coronel, quien hubo ganado sus galones militares peleando en la desafortunada Primera Guerra de Independencia (1868) y que además era un guía fenomenal, seria el guía que llevaría a Don Alfredo y su comitiva por cuantas montañas, valles y llanuras, ríos y bahías, rincones y recovecos de las tierras de la Hacienda Banes – y otras más lejanas aún. El Coronel, siendo un hombre de gran sabiduría natural y clara percepción, se percató de inmediato de lo que significaría para la economía de aquella pobrísima región un proyecto agrícola de la envergadura de la que Don Alfredo se proponía establecer allí, dándole un motivo más para ser solícito en extremo en el cumplimiento de su tarea.

La decisión de la familia Dumois fue positiva. ! Se comprarían esas tierras! Ese mismo verano, Don Juan Cárdenas, encomendado por Don Hipólito Dumois, volvió a la región para comprar Hacienda Banes de unos 33,000 acres, repartidas a partes iguales entre los Dumois, Don Juan, y Don Fino. (Los Dumois continuaron comprando tierras aledañas a la Hacienda Banes hasta la cantidad de unos 100,000 acres.)
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Así fue como en un mismo instante de tiempo nacieron un pueblo, Banes, y una industria, La Banes Fruit Company con Don Alfredo de administrador. Situado a orillas del Rió Banes – rió de amplio caudal en aquellos tiempos – y a unas pocas millas de la Bahía de Banes, el lugar era ideal tanto para la industria como para el pueblo propio

Un pueblo en estado de construcción y una empresa que iniciaba sus operaciones al unísono hacia aquello aparecer como casa de locos.!Manos a la obra! era el grito del día. Y en verdad eran muchas las manos de los millares de trabajadores de campo sembrando, cosechando y embarcando por los muelles del embarcadero ramos de guineos por millones cada año. La nueva industria bananera traería una prosperidad tal que se decía por ahí que “un Banense se conocía por la manera en que gastaba su dinero.”
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De igual manera, en el pueblo propio las construcciones proseguían a pasos agigantados. Banes fue trazado con dos avenidas principales paralelas con eje este-oeste, y calles laterales con eje norte-sur. Muy pronto sus calles se llenarían de viviendas y comercios – unas pocas casas de madera con techos de zinc y muchos bohíos de guano – almacenes de viveres y bodeguitas

Un buen día aparecieron dos médicos en el pueblo, uno de ellos se llamaba Don Antonio, médico chino.

Pero, ¿que hacían las gentes de ese Primer Banes para entretenerse, en un pueblo de calles sin pavimento – lodazales con la lluvias – que carecía de sitios propios de recreo, teatros, iglesias, parques o plazas? Pues, si, había mucho que hacer en ese renglón.
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Los domingos había bailes públicos en el almacén depósito de guineos llamado El Paradero. Los fines de semanas los dos cafés-restaurantes con mesas de billar se llenaban con gentes del pueblo y muchos que venían del campo a pasar un día en la “ciudad.”

Las competencias de música de punto y contra punto en las cuales los trovadores se debatían con versos improvisados; puntos opuestos de un tópico proporcionado por el público.

Habían juegos de pelotas y competencias a caballo en una explanada en el lado este del río.

Además, el trapiche de Don Fino (Pupo), negocio a las afueras del pueblo donde se exprimía el jugo de la caña para hacer caramelos, era el punto de reunión social para las gentes del pueblo y campos vecinos.

Y que mejor que un baño en las frescas aguas del río Banes en un día caluroso.

El primer Banes no pasó de ser un pueblo al estilo de los atrasados pueblitos del oeste Americano de mediados del siglo XVIIII. Pero, bueno ¿que ciudad del mundo no ha comenzado siendo un Banes de 1887? Además, la belleza de aquel primer Banes no estaba en lo que se veía con los ojos, sino en los corazones de sus buenos y nobles hombres y mujeres.

A nuestro querido Banes ya le llegaría su día, pero no sin antes pasar por su “bautismo de fuego” pues en 1896, el ejército libertador quemó a Banes, dejándolo en cenizas.

* Condensado del libro del mismo autor: “A Name, A Family, And A Town”.

http://buenavistavcuba.blogcindario.com/
Publicado por Desconocido @ 19:37
TOMADO DE:  http://buenavistavcuba.blogcindario.com/2006/03/00059-los-inicios-de-banes.html

miércoles, 24 de octubre de 2012

Banes

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                 ESCUDO DEL MUNICIPIO DE BANES
 
Banes


Banes
Banes
Localización de Banes en Cuba
País Bandera de Cuba Cuba
• Provincia Holguín
• Municipio Banes
Ubicación 20°57′42.05″N 75°42′42″OCoordenadas: 20°57′42.05″N 75°42′42″O (mapa)
• Altitud n/d msnm
• Distancia n/d km a La Habana
Superficie n/d km²
Fundación 1887 (fundada por señores Dumois)
Población 79 894 Hab hab. (2011
población de la ciudad de Banes)
• Densidad 102.3 hab./km²
Gentilicio Banenses
Banes es uno de 14 municipios que comprende la provincia de Holguín en Cuba, ocupando su extremo septentrional. Por el sur limita con el municipio de Antilla y Mayarí por el oeste con el municipio de Rafael Freyre y Báguanos. Al norte y este le bañan las aguas del Océano Atlántico. Tiene una extensión territorial de 781,1 Km. La Zona rural 774,1 Km y la Zona urbana 7,0 Km.

Contenido

Historia

El municipio Banes fue fundado en 1887. Debe su origen a un caserío situado a orillas del río de su nombre y a consecuencias de la compra, por los señores Dumois, a varios propietarios de tierras que desmontaron para la siembra de plátanos. En agosto de 1896 durante la guerra de Independencia fue destruida por el incendio ordenado por el Generalísimo Gómez preocupado porque las actividades de la producción de la plantación le restaban fuerza a la lucha ordenó el incendio y destrucción del pueblo el que fue llevado a cabo por el General Mariano Torres quien cumplía ordenes del Generalísimo. Familias emigraron y Banes quedó en condiciones para la operación .
Fue reconstruida en el año 1901, dando paso a la floreciente ciudad de calles bien pavimentadas, arboledas como pocas en la isla y lo que fue un intenso movimiento comercial. Distinguida también por ser una de las ciudades heroicas de la historia de Cuba.
El territorio Banes perteneció a la jurisdicción de la villa San Salvador de Bayamo desde 1513 hasta 1751, en que fue fundado el ayuntamiento de Holguín mediante una real célula y Banes formó parte de la capitanía pedánia de Bariay, luego perteneció a Gibara desde 1823.
En 1882 llegó a Banes el primer grupo de personas, pero el florecimiento comenzó en 1887, con legada de los hermanos Dumois de nacionalidad francesa. Quienes se dedicaron a la plantación bananera, convirtiéndose en un fuerte potencial económico y comercial a desarrollar.
Se funda como término municipal el 17 de enero de 1910 en que se constituye el ayuntamiento de Banes, después de una tenaz lucha de sus pobladores por eliminar la dependencia económica y política de otros territorios.
Los primeros Fundadores de Banes fueron: Hipólito Dumois, Alfredo Dumois, Juan Cárdenas, Octavio Silva, Delfín Pupo.
Sus barrios comprendían áreas urbanas, otros rurales, como; Los Ángeles, Los Berros, Cañadón, Durruthy, Esterito, Flores, Macabí, Mulas, Oeste, Retrete, Río Seco, Samá, Veguitas y Yaguajay. El aspecto general del terreno en este municipio es llano y ondulado, con algunas montañas en la costa. Es regado por los ríos Banes, Jagüeyes y El Negro. Entre sus alturas se destacan la sierra en el Barrio Yaguajay, y el punto cumbre es el Pan de Samá que logra los 290 metros de altura. Río Banes que nace en la falda meridional de las lomas de Mulas y va a desembocar a la costa norte por la orilla del puerto de Banes. Este río fue desviado de su curso natural por la United Fruit Company, algunas de cuyas plantaciones de plátanos estaban ubicadas en dicha cuenca.
El último alcalde de Banes se llamaba Jaime Pozo, el cual hasta sus últimos días amó a su pueblo y contribuyó con el desarrollo de la ciudad.
La base económica del municipio es el cultivo de la caña de azúcar, el turismo y el comercio. El municipio Banes, o Baní por su nombre según los aborígenes, cuenta con hermosas playas como, Playa Guardalavaca, Puerto Rico Libre, Morales y Punta de Mulas, así como yacimientos arqueológicos que datan de la conquista de América, en el Museo Indocubano Baní.
Como parte de nuestro patrimonio tangible e intangible tenemos nuestro símbolos patrios, expresión genuina de nuestra tradición cultural e histórica la cual se ha diseminado por toda la isla como un canto único. Banes desde la primera guerra liberadora en 1868 se unió al clamor de las luchas emancipadoras, contribuyendo con su cultura y sus propias tradiciones, estableciendo un nexo indisoluble entre la historia nacional y local.
Haciendo gala de ello los Banenses crearon sus propios símbolos, elementos que hemos integrado en un folleto que nos permite divulgar la historia de nuestro patrimonio, al establecer un vínculo entre los símbolos nacionales y los que caracterizan la localidad como parte de nuestra idiosincrasia y un acercamiento a las nuevas generaciones al aportar a nuestra historia un conocimiento amplio y desconocido, oficializándolos como símbolos locales, teniendo en cuenta la importancia que tienen en esta etapa estos contenidos para su vinculación con los programas de educación , el turismo y la cultura en general de nuestro pueblo.
La bandera de la estrella de la estrella solitaria, El Himno de Bayamo y el Escudo de la palma Real, que por más de cien años presidieron las luchas por la independencia, los derechos del pueblo y el progreso nacional, son los Símbolos Nacionales Cubanos.
Este hecho llenó de orgullo a sus pobladores viendo colmadas sus más caras aspiraciones , lo que se vio de sus propios símbolos locales: el himno a Banes el escudo de Banes y el ídolo, símbolo de Banes que con el decursar del tiempo han merecido un alto valor.
La letra del Himno a Banes fue escrita por Ricardo Varona Pupo, el autor del libro ¨Banes Crónicas ¨ periodista, escritor, investigador, profesor de Historia y Literatura.
Su música compuesta por Emilio Rodríguez, director de la Banda Municipal de Antilla y concertador. Se tocó por primera vez el 23 de febrero de 1911.

El Escudo de Banes

El escudo de Banes fue propuesto por Oscar Silva Muñoz del Canto, Capitán del Ejército Libertador y Secretario del Ayuntamiento de Banes, el 20 de mayo de 1926 en virtud de lo normado por el artículo 114 de la Ley Orgánica Municipal en armonía con el 105 de la constitución de la República y diseñado por el sacerdote Banense Carlos Riú Angles. Para su confección se trabajó en la elaboración de un símbolo que recogiera La Historia del pueblo su situación geográfica, progreso, cultura, religión, costumbres y heroísmos. Es de estilo gótico, de forma ojival como el antiguo escudo francés. Partido en bandas fileteadas, consta de tres divisiones heráldicas en las cuales se hallan las figuras naturales y artificiales.

Significación

1- La estrella de cinco puntas - El respeto a los cubanos que lucharon por la independencia.
2- Banda blanca- Justicia y autoridad.
3- Flecha- extinción de los indios.
4- Ancla- Dícese ciertamente, que los Banenses son buenos marineros y pescadores.
5- Triángulo Rojo- Significa la religión y la masonería.
6- 3 Pinos- En aquella época se le denominó Villa de los pinos.
7- Bananos- Principal renglón económico de la región.
8- La cinta con la inscripción Latina Pró Baní Semper - Significa luchar siempre por la libertad de este pueblo

Los hermanos Dumois

Los Dumois nacieron en Santiago de Cuba y provienen de padres franceses. Allá por el año 1880, Don Hipólito tenía una importante casa de comercio en Baracoa y embarcaba además frutas a nombre de la sociedad Tur y Dumois. Los Dumois fueron los primeros que establecieron la exportación de frutas del país valiéndose de barcos noruegos que resultaban muy baratos.
A varios barcos noruegos les fueron puestos nombres de miembros de la familia Dumois, como:
-EL Enrique.
-EL Alfredo.
-EL Hipólito.
-EL Alberto.
-EL Jorge.
-EL Anita.
-EL Amanda.
-El Simón
Los Dumois se valieron de práctica tan expertos como el que más tarde fue valiente soldado del Ejército Libertador, el Teniente Coronel Bruno Meriño.
Banes fue sembrada de guineos hasta el año 1896 en qué fue destruido por el General Mariano Torres y en cumplimiento de órdenes del Generalísimo Máximo Gómez. Destruido Banes, los Dumois se trasladaron a los Estados Unidos donde permanecieron unos seis meses, pasando después a Santo Domingo, finca ¨La Romana¨, provincia de Ceybo.
Tuvo lugar el regreso de los Dumois en 1898 y continuaron la siembra de guineos, pero meses después empezaron a sembrar caña y a instalar el Central Boston, que vendieron en 1899 a la United Fruit Company. Emprendieron entonces trabajos en Tacajó, siembra de guineos, naranja, limones y piña. Suprimieron poco después todas estas frutas para sembrar caña solamente. En 1913 vendieron Cayo Saetía a la United Fruit Company.

Personalidades y figuras relacionadas

Gastón Baquero. Poeta y periodista.
Pedro Jústiz (Peruchín). Pianista de jazz y compositor. Véase Orquesta Riverside.
Fulgencio Batista. Político y militar.
Rafael Díaz-Balart. Político.
Dora Varona. Escritora.
Augusto Blanca. Cantante y compositor. Véase Nueva trova cubana.
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miércoles, 3 de octubre de 2012

PARTE DE LA OBRA POÉTICA DE GASTÓN BAQUERO SE PUEDE CONSULTAR Y DESCARGAR GRATUITAMENTE EN FORMATO ELECTRÓNICO PDF SIGUIENDO ESTE ENLACE:http://www.biblioteca.org.ar/libros/300394.pdf

lunes, 1 de octubre de 2012

jueves, enero 20, 2011

Artículo de despedida de Cuba del poeta y ensayista Gastón Baquero, Diario de la Marina, 19 de abril de 1959

Nota del Bloguista

Gastón Baquero tenía ¨en su contra¨ cuatro supuestos estigmas para la Cuba anterior a 1959: ser de raza negra, campesino (para la mayoría de los residentes de La Habana, y sobre todo para aquellos habaneros de primera generación, ser de Banes y de cualquier pueblito del interior de Cuba es ser campesino), pobre y homosexual. En lenguaje peyorativo de la época, Gastón Baquero se diría que era: ¨negro, guajiro, 'muerto de hambre' y maricón¨ , o sea, ¨la última carta de la baraja¨; sin embargo, Baquero llegó a ser Jefe de Redacción del Diario de La Marina, el más importante diario o periódico cubano de Cuba. El gran poeta y ensayista Gastón Baquero es un ejemplo de que con talento y perseverancia se salía adelante en aquella anterior República tan vilipendeada por los Castristas.

Por cierto:

¿ Cuántos Jefes de Redacción negros ha tenido: Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores o cualquier diario de provincias después del triunfo revolucionario de 1959 ?. Yo no he conocido a ninguno...
**********************


Texto de Gastón Baquero, Diario de la Marina, 19.4.1959



Al iniciar un viaje que por muchos motivos puede denominarse de vacaciones, consideramos obligado ofrecer a los lectores amigos los otros se lo explican todo a su manera algunas consideraciones sobre la actitud de este columnista antes y después del 1º de Enero.

Veníamos en silencio, sin escribir, desde la aparición de la censura. Meses y meses previos al desenlace de una etapa histórica, nos vieron callados, y posiblemente interpretados por algunos frívolos o por algunos ciegos apasionados como indiferentes a un dolor patrio o como partícipes de la mentalidad y ejecutoria que producía esos dolores. A cada cual su juicio, su interpretación, su creencia, que sólo puede modificarla el tiempo. Es inútil razonar contra los prejuicios.

Las personas de nuestra manera de pensar nos veíamos cada día más arrojadas a un callejón sin salida. Estábamos contra el crimen y la violencia, pero no podíamos irnos con la revolución. Comprendíamos que ya la tragedia cubana avanzaba con violencia arrasadora y que no tenía nada que hacer la voz del periodista, y menos si éste pertenecía a la ideología conservadora. Se habían gastado las palabras persuasivas, los llamamientos al cese de la lucha, las apelaciones a buscar una salida incruenta. La palabra pertenecía a las armas, que no se han hecho para propiciar el entendimiento. A quienes no podíamos ni aplaudir lo que ocurría, ni dar por bueno lo que venía, no nos quedaba otra postura que la del silencio. Y al silencio fuimos.

Los tiempos cubanos, como los de casi todos los países en esta hora del mundo, se inclinaban visiblemente hacia las soluciones extremas. Muchos creían que se gestaba simplemente la caída del gobierno con su reemplazo por otro mejor, pero adscrito en definitiva a una línea jurídica, económica, social, política, dentro de una tradición inaugurada en la Carta Magna de 1940. Quienes veíamos que la nueva generación iba mucho más allá, y propugnaba una revolución y no un simple cambio de gobernantes abogábamos, por no tener fe en las revoluciones, por salidas de otro tipo, que eliminaran el gobierno malo, pero que no abrieran la terrible incógnita de una revolución social siempre más radical y profunda de lo que ¨afortunada o desdichadamente¨ Cuba puede y debe intentar en esta hora.

¿Y por qué no tenemos fe en las revoluciones? No es porque ellas produzcan trastornos, lesionen intereses, vuelquen las costumbres. No tenemos fe en ellas porque siempre se fijan tareas que requerirían la asistencia de grandes genios, la milagrosa autoridad de ángeles y santos para cambiar de la noche a la mañana la naturaleza humana. Las revoluciones quieren hacer por decreto que en un instante se precipite el progreso, y nazca el hombre nuevo y surja por encanto la ciudad soñada. Su gran paradoja consiste en que no quiere dar al tiempo lo que es del tiempo, ni al hombre lo que es del hombre, sino que intenta saltar, a pies juntillas, por encima del tiempo y del hombre para llegar de una vez a la meta teóricamente fijada. Provocan sufrimientos y conmociones que alteran a fondo y por mucho tiempo el desarrollo normal y seguro, el avance lógico y humano hacia el mejoramiento constante de las formas de vida. Quiere la perfección de la noche a la mañana y es en definitiva una noble pero trágica terquedad ideológica, soberbia intelectual, que quiere desconocer la naturaleza humana y piensa que las grandes ideas, el afán por la justicia, la sed de verdad, no han aparecido en el mundo porque a éste le han faltado revolucionarios. La historia muestra que los revolucionarios han contribuido como nadie a la aparición de nuevas ideas, de mejoramiento y de justicia, pero que los revolucionarios, cuando triunfan, ya no saben sino saltar hacia el porvenir, de un golpe, ignorando la dura materia del tiempo y la fuerte resistencia del hombre. Mientras no llegan al poder son un bien, pues traen el fermento de la inquietud y el aguijón del progreso.

(Gastón Baquero en su Exilio en Madrid)

El progreso cubano culminó, como se sabe, en la fuga del dictador, en la impotencia de la junta militar, y en el ascenso al poder de la juventud partidaria de la revolución. Los caracteres ideológicos de ésta no fueron nunca disfrazados por sus dirigentes. En el manifiesto dado por el Dr. Fidel Castro en diciembre de 1957, al desembarcar en Cuba, están contenidas todas las ideas que hoy se van convirtiendo en leyes. (Nota de Mons. Carlos M. de Céspedes: el desembarco del Granma tuvo lugar el 2 de diciembre de 1956, no de 1957; a qué manifiesto se está refiriendo Gastón, ¿no será acaso a La Historia me absolverá, manifiesto pronunciado por el Dr. Fidel Castro en el juicio por el asalto al Cuartel Moncada y al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en 1953?). Si algún capitalista se engañó, fue porque quiso; si algún propietario pensó que todo terminaría al caer el régimen, pensó mal, porque claramente se le dijo por el Dr. Castro que todo comenzaría al caer el régimen; y si alguna persona alérgica a las grandes conmociones económicas y sociales siguió y ayudó al Movimiento, creyendo que éste venía solamente a tumbar a Batista, pero no a cambiar costumbres muy arraigadas en la organización económica y social, se equivocaron totalmente o no leyó con atención aquel manifiesto. El Dr. Castro no ha engañado a nadie, aunque mucha gente conservadora y enemiga de las convulsiones le siguieron sin preguntarse detenidamente hacia donde la llevaban.

Y como este columnista no fue ni es partidario de las revoluciones, ni de las transformaciones violentas de la estructura social (lo que no quiere decir que permanezca indiferente ante los males y renuncie a la superación de estos por medios que le parecen menos dañinos y más duraderos), no creyó nunca que se debió abandonar los esfuerzos para poner fin pacífico y no revolucionario a los horrores que Cuba padecía. Por supuesto que esta idea no sólo fue derrotada por los hechos lo que es mortal para una idea sino que se prestó y se presta a las interpretaciones más agresivas y mortificantes sobre el origen de la actitud.

Al triunfar la revolución no faltaron los atolondrados que seguían creyendo que por haber sido más o menos antibatistianos eran ya suficientemente revolucionarios. No veían que el 1º de enero, volado ya el posible puente de una junta militar delicia de los que querían dinamitar la casa, pero sin derribar las paredes ni el techo, Cuba entraba a vivir una etapa histórica absolutamente distinta. Esta etapa iba a requerir una nueva mentalidad en las clases, en los ciudadanos, en el Estado, en las costumbres, pero muy pocos lo sospechaban.

Al principio, todo fue júbilo. La caída de una dictadura que cometió tan terribles errores y realizó tantos horrores, fue ocasión justificada para el desbordamiento oceánico de alegría pura y sincera, sin diferencia de clases ni de individuos. Todos eran felices porque había caído la tiranía; pero muchos no sospechaban siquiera que recibían entre palmas una revolución social. Ya de Batista estaban hasta la coronilla los más tenaces batistianos. El río de sangre, la inseguridad para la vida y la propiedad, la censura de prensa, el imperio del terror como norma de gobierno, habían llegado a sensibilizar hasta a los reacios al dolor ajeno. Cuba había apurado el límite de la resistencia física y de la resistencia moral. De todos sus sufrimientos parecía librarse, en jubilosa catarsis, cuando ofrecía enardecida a los revolucionarios victoriosos el laurel de la gratitud y el aplauso de la admiración. Y como en 1902, como en 1933, como en 1944, el pueblo cubano se dispuso a iniciar de nuevo el camino hacia la honradez administrativa, la libertad ciudadana, el respeto a los derechos, la desaparición de los privilegios, y la vida reglada por la paz, la cultura y el progreso.

¿Cuál era la actitud correcta de quienes no creímos en la revolución y no hicimos por ella nada, aunque tampoco hicimos, en conciencia, nada contra ella? A nuestro juicio, lo decoroso, lo justo, era el silencio. Fácil nos hubiera sido, de quererlo, y pese al riesgo de esa burla, presentarnos en pose demagógica, arrojando flores al paso de los vencedores. ¿No es esto lo usual?¿ No hemos presenciado el desfile ignominioso de los incorporados, de los revolucionarios del 2 de Enero, de los radicales que no tienen mucho que perder y de los conservadores y hasta reaccionarios disfrazados de dantones? Quienes comprendimos que el 1º de Enero se iniciaba en Cuba una etapa de gran conmoción social, de renovación que iba mucho más allá de lo imaginado por tantos y tantos que confunden revolución con antibatistismo y sentíamos que esas nuevas ideas triunfantes no eran las nuestras, no podíamos hacer otra cosa que callarnos y dejar que la revolución misma se abriese paso entre las clases sociales, perfilando su real fisonomía y declarando paladinamente a quienes aún vivían engañados cuáles eran sus verdaderas proyecciones.

Ahora nos encontramos en el ápice del despertar. Aquella señora que compró sus bonitos del 26, no soñó que la revolución le iba a rebajar el 50% de sus rentas por alquileres; aquel industrial que por ideología o por miedo abrió sus arcas, creyó que tenía adquiridos títulos revolucionarios y subsiguiente influencia; aquel sacerdote que hizo de su sotana un manto de piedad para salvar vidas de jóvenes acosados y de su Iglesia un centro de conspiración, creyó que se tendría en cuenta su filosofía de la sociedad y de la vida. Cuantas ilusiones, esperanzas, elucubraciones y cálculos han fallado. Pues llegó la revolución de veras, radical, inflexible, sin compromiso ante sus ojos y anhelosa de llevar a cabo un enorme cambio, un programa descomunal de contenido económico y social, que ha venido gestándose en la mente de los cubanos revolucionarios desde los mismos años inaugurales de la República. Llegó la revolución en la que no tienen cabida el perdón de los errores, el pensamiento conservador, la doctrina tradicionalista ni el conformismo acomodaticio que, es cierto, ha frustrado tantas esperanzas del cubano.

Al chocar frente a frente con la realidad, muchos se han asustado. No sabían que una revolución era así. Pues así, y más, son las revoluciones. Por eso ante ellas, quienes no tenemos vocación política y no nos inclinamos a participar en movimientos contrarrevolucionarios por mucho que la revolución nos persiga, no sabemos hacer otra cosa que ponernos al margen, dejar pasar el poderoso torrente y desear, sin el menor resentimiento, que triunfe y se consolide cuanto sea bueno para Cuba, y que se disuelva rápidamente en el vacío cuanto pueda ser un mal para esta tierra de la cual pueden incluso hasta arrojarnos, pero no pueden impedir que la amemos con la misma pasión que pueda amarla el más revolucionario de sus hijos.

Al iniciar este viaje, lector, dejamos en manos de nuestro querido Director y amigo, José Ignacio Rivero, hombre cristiano, hombre de carácter, nuestro cargo en el DIARIO DE LA MARINA, de Jefe de Redacción, que tanta honra nos deja para siempre. Comprendemos que hay momentos en los cuales pueden ser confundidas, con daño para lo que más importa que es el DIARIO, las actitudes personales, las ideas propias, con las actitudes del periódico. En medio de la pasión, del asombro de las clases, del choque ideológico inesperado, tiene por ahora poco que hacer un periodista verticalmente conservador, un derechista en tiempos de derrota para las derechas. Cabe la adaptación sinuosa, o cabe el combate. Aquella es lo innoble y éste es lo absurdo. Desde lejos hablaremos, en tanto Dios provea otra cosa si nos da venia para ello el Director y si no se oponen ciertos defensores de la libertad de pensamiento¨, de otras tierras, de otros cielos, de otros personajes. Posiblemente, con toda posibilidad, volveremos de un modo o de otro a defender aquellas ideas en las cuales creemos sobre la sociedad, la economía, las relaciones humanas, la libertad frente al comunismo esclavizador, ideas de las que nos sentimos orgullosos, por maltratadas, incomprendidas y vilipendiadas que hoy se hallen. El mundo las necesita, aunque no quiera verlo. El miedo a defender las ideas que van contra la corriente o que son estigmatizadas como nocivas, es la mayor de las cobardías. Vale más morir junto a una idea vencida, en la cual se cree todavía, que uncirse al primer carro victorioso que pasa, renunciando a tener ideas, a defender una ideología, a proclamar la visión propia y sincera que se tiene de los hombres y del mundo.
*****************
Tomado de http://www.islaternura.com


SOLEDAD DE GASTÓN BAQUERO

Por Jesús Díaz


Quizá la soledad sea la circunstancia esencial del poeta; no me parece gratuito que la tradición haya querido hacer de Homero un ciego. Hay, sin embargo, casos en los que la procesión solitaria transcurre exclusivamente dentro del tuétano del creador, como asfixiada por la fama que atruena desde fuera y que puede ser letal para la poesía. Pienso en Rubén Darío, en lo mucho que de perecedero indujeron en su obra los laureles, encargos y aplausos recibidos en la marcha triunfal que fue su vida, por contraste con la fuente nostálgica y solitaria que le permitió evocar para siempre a un simple buey visto en la niñez. Hay, también, casos en los que la soledad interior resulta fecundada por un frío llegado de afuera; un frío biográfico que en casos extremos se pega al pellejo del poeta como una sombra o un perro y llega a adquirir los rostros terribles de la marginación, la cárcel, la emigración y el hambre. Tal es el caso de César Vallejo, a mi juicio el más grande poeta de la lengua española desde el Siglo de Oro. Gastón Baquero supo de ambas cosas, de la miel y el acíbar, en grado tan extremo que muy bien pudiera decirse que vivió dos vidas, o bien una sola partida en dos mitades contrapuestas por el rayo terrible de la revolución cubana. Nació en 1918, en Banes, una pequeña ciudad del extremo oriental de Cuba, y vivió acunado por el calor y la sensualidad de la isla durante 41 años, en los que llegó a obtener el bienestar y el éxito. Desde 1959, y durante otros 38 años, vivió en la soledad del exilio en Madrid, donde acaba de morir el mes pasado. Estamos, pues, ante un desequilibrio vital tan desgarrador, asombroso y perfecto como su excepcional obra poética.

Baquero nació con todas las de perder. Era negro, homosexual, pobre y poeta en una Cuba, como cualquier país racista, machista y clasista, donde la poesía era oficio de locos. Sólo una inteligencia y un carácter absolutamente excepcionales como los suyos le permitieron imponerse a aquel medio y alcanzar éxito y reconocimiento en su condición de periodista. En efecto, llegó a ser una personalidad clave, jefe de redacción y de hecho director en la sombra nada menos que del Diario de la Marina, un periódico extraordinariamente conservador e influyente, decano de la prensa cubana durante la época colonial y la Primera República (1902-1959).

Pero también, y sobre todo, Baquero era poeta. Y resultaba de algún modo inevitable que en sus primeros años habaneros topase con la imantación todavía casi secreta de la obra y la persona de José Lezama Lima. Desde entonces, su nombre está indisolublemente asociado a la generación de Orígenes, uno de los coros de solistas más extraordinarios de cuantos han escrito nunca en nuestra lengua, integrado por el propio Lezama, Eliseo Diego, Cintio Vitier y Fina García Marruz, entre otros. Sin embargo, y pese a que siempre fue parte de ese grupo excepcional, lo cierto es que Baquero publicó un solo poema en Orígenes, justamente en el número 1; casi nada si tenemos en cuenta que la revista nos dio 34 entregas a lo largo de 10 años de heroísmo.

(Gastón Baquero)

Durante su vida en Cuba, Baquero publicó apenas dos cuadernos de poesía, Poemas y Saúl sobre su espada, ambos en 1942. Después, y durante unos interminables 18 años, calló como poeta. Es un hecho asombroso, sobre todo si tenemos en cuenta la radical calidad de su obra inicial. Adelanto una hipótesis que quizá podría contribuir a explicarlo. Baquero, al igual que los origenistas, concebía el cultivo de la poesía como un acto de entrega total, como una religión que no podía compartirse con otro menester tan acuciante como el de su responsabilidad en el Diario de la Marina. Optó por lo segundo, y nos dejó en herencia una colección de artículos periodísticos a la que los cubanos tendremos que volver la mirada, agradecidos, cuando vuelva a haber prensa en nuestro país.

En 1959, con el triunfo de la revolución cubana, Baquero marchó al exilio; su vida se fracturó como después empezaría a fracturarse Cuba. Sólo la poesía puede ayudarnos a imaginar cuánto debe haber sufrido, qué solo debe haberse quedado este cubano, negro por más señas, durante los largos años en los que la revolución concitó el fervor y la adhesión del mundo, y él estaba en contra y vivía lejos de Cuba, pobre, aislado e ignorado en el sotabanco del número 5 de la calle de Antonio Acuña, en Madrid. «Hay golpes en la vida tan fuertes», escribió Vallejo, «golpes como del odio de Dios, / como si ante ellos / la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma». Así de brutal debe haber sido el golpe que entonces recibió Gastón Baquero.

Eso habría bastado para matar a cualquiera. Al poeta Gastón Baquero, sin embargo, lo hizo renacer. En el pórtico de un luminoso ensayo, La poesía como reconstrucción de los dioses y del mundo, escrito ya en España, cifró su situación vital con una cita de Martin Heidegger: «Cuando el poeta queda consigo mismo en la suprema soledad de su destino, entonces elabora la verdad como representante verdadero de su pueblo». Ésa fue su hazaña. La llevó a cabo en unos pocos libros escritos y publicados en su exilio español con la soledad como inseparable compañera y maestra. En 1993, a propósito de un fugaz y único contacto sostenido en Madrid con Eliseo Diego -que ha sido narrado con pudorosa ternura por la hija de éste en el número 3 de la revista Encuentro de la Cultura Cubana -, Baquero le escribió a Diego, refiriéndose al grupo de Orígenes: «Yo viví en un mundo y cerca de unas personas que no volveré a ver. No es, compréndanlo, que no quiera volver a ustedes, es que no quiero volver al pasado (...). Yo no vivo, floto. Dije: 'Ya no vivo en España. / Ahora vivo en una isla. / En una isla / llamada soledad».

Soledad, quizá la mejor metáfora de una Cuba rota. Siempre desde ella, la obra de Baquero va ascendiendo hasta culminar en la cima de su último libro, publicado por Verbum en 1991, reveladora e irónicamente titulado Poemas invisibles. En esa obra maestra dialoga con el universo, pero la dedica «A los muchachos y muchachas nacidos con pasión por la poesía en cualquier sitio de la plural geografía de Cuba, la de dentro de la isla y la de fuera de ella». Consecuente con esa mirada, en 1994 Baquero participó, defendió e impulsó, contra el doble boicoteo del Gobierno castrista y de los sectores más enconados del exilio, el encuentro de poetas cubanos del interior y del exterior, que tuvo lugar en Madrid bajo el título de La isla entera. En 1996 apoyó con todo el peso de su autoridad, y contra el mismo fuego cruzado del odio, la aparición de la revista Encuentro de la Cultura Cubana; quienes la hacemos y tuvimos el privilegio de dedicarle en vida un homenaje se lo agradeceremos siempre.

Esa actitud es un acto esencial de generosidad presente también en Poemas invisibles. Aquí, Baquero se hermana con su numen poético profundo. Contra lo que se dice y se repite, éste no fue Lezama, sino el sufridor por excelencia, el solísimo, el que llevó la poesía de nuestra lengua al tuétano, César Vallejo. «Algo de indio reconcentrado, algo de lenta introspección, de amargura, de protesta ante el misterio y el aporreamiento constante que la vida da», escribió Baquero, «presta a Vallejo un carácter de abogado defensor de la pobreza humana, de la fatalidad, de la tremenda y desequilibrada relación entre la pequeñez y condena del hombre y la potencia de lo Supremo».

Quiso el destino que ambos espíritus gozaran de una estremecedora contigüidad. En la espléndida evocación titulada Oye, mira: esos pasos son los de él, Baquero nos dice: «Ocurre que soy vecino de Vallejo, aquí en Madrid. Vivió en el 4 de la calle Antonio Acuña, el obispo degollado por los borgoñeses, y yo vivo en el 5». El cubano escuchó indudablemente los pasos del peruano y contó esa experiencia de dos maneras: «Va y viene en la noche de los Andes a Madrid, de Madrid a la sierra peruana», dijo en la crónica citada. Luego, convirtió a Vallejo en el protagonista secreto de su poema El viajero, que como si fuera el resucitado por la humanidad del poema vallejiano Masa, en el de Baquero «... echó a andar sin más finalidad que sacudirse el tedio de estar vivo (...) y con el gran sombrero tejido a ciegas por indios / de dedos iluminados por rayos puros de luna bajo el río (...) emprendió, así, la última etapa de su peregrinar, / que consistía y consiste todavía, -porque el viajero / ni ha terminado de andar ni conoce el cansancio o el sueño- / en ir y volver a pie, incesantemente, / desde Lisboa hasta Varsovia, y desde Varsovia hasta Lisboa (...) apiadado siempre (...) de la pavorosa soledad de la Tierra en el cosmos».

En otro poema seminal, Con Vallejo en París, mientras llueve, Baquero visita a su amigo, y «... harto de no entender el mundo, de ser el pararrayos del sufrir...», usa una incorrección del habla popular cubana para pedirle desde el fondo del alma que le empreste un «... hombreante poema panadero, padrote, semental poema (...) ... testicular semilla, antihambre poema, / antiodio poema vallejiano...». Vallejo, cómo no, le empresta «un alarido en quechua o en mandinga», y Baquero se echa «... a morir, digo a dormir, acorazado / por el poema de Abraham, de César digo, quiero decir Vallejo».

Así está ahora Gastón Baquero, muerto, digo, dormido, y sin embargo insomne, caminando incesantemente, desde la punta de Maisi hasta el cabo de San Antonio, y desde el cabo de San Antonio hasta la punta de Maisi, de un extremo al otro de su infeliz isla de Cuba, con el universo a cuestas, vivo en nosotros para siempre.



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EL PAÍS, España, 18-06-97

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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

Realpolitik ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Artículo de despedida de Cuba del poeta y ensayis...":

Baquero es la respuesta perfecta a gente cómo Pedro Pablo Oliva, qué todavía se prestan al cuento de qué antes del castrismo "no había chance" para gente de color, o pobre, o ambas cosas. El qué tiene suficiente valor y empuje se impone, aunque algunos prefieran ser apadrinados por el gobierno de turno, qué no suele hacerlo por gusto.
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nónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Artículo de despedida de Cuba del poeta y ensayis...":

Baquero era un vidente, o un profeta, como se quiera. Tuvo tanta luz larga que se largó. El quinto párrafo de su carta está en la misma tesitura de las "Cartas a Elpidio" de Varela, en las que hay un planteamiento que se resumiría en la frase de "lo posible", refiriéndose a que es preferible hacer lo poco posible que plantearse muchas tareas imposibles. Es de lo que se trata el ser pragmáticos. Al final, la mal llamada revolución no hizo nada de lo que inicialmente se dijo, únicamente joderle la existencia a millones de cubanos, dondequiera que estén. Y tan buena está la carta de Baquero como el comentario de Jesús Díaz. ¡Si le hubiéramos hecho caso...!

chicho el cojo
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Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Artículo de despedida de Cuba del poeta y ensayis...":

El artículo de Gastón Baquero, por su fecha, es profético. Te agradezco mucho su lectura, hermano Pedro Pablo. Qué claridad tan temprana la de ese hombre frente al fenómeno de la revolución castrista. Lo mismo que mi padre, un sencillo hombre de pueblo pero con una visión muy certera. Mientras nuestra intelectualidad se deslumbraba con las barbas de los rebeldes, incluyendo inicialmente a una figura de la talla de Jorge Mañach, Gastón Baquero enseguida le vio al lobo la oreja peluda. Y lo dejó dicho bien claro y para la historia.

Baquero triunfó en la Cuba A.C. por su talento indiscutible. Igual que Félix B. Caignet, por solo citar el caso de otro gay oriental. Pero si no hubiera tenido éxito como poeta y periodista, no se habría muerto de hambre tampoco puesto que era agrónomo de profesión. ¿Que era negro, pobre y guajiro de Banes? Bueno, Batista tampoco era muy blanco y había nacido en una choza de guano en ese mismo pueblo, en el barrio de La Güira por más señas, mas eso no le impidió al mulato aindiado llegar a ser presidente. El hecho de ser paisano de Batista era entonces un plus más que una desventaja, y de hecho eso le convino a Baquero.

Me parece una extrapolación forzada de la llamada ideología de género en onda USA lo que escribe Jesús Díaz sobre el poeta: “Baquero nació con todas las de perder. Era negro, homosexual, pobre y poeta en una Cuba, como cualquier país racista, machista y clasista, donde la poesía era oficio de locos”.

Me explico: 1. “nació con todas las de perder”: GB vino al mundo con todas las de ganar porque nació con un talento que tienen muy pocos, ya sean ricos o pobres, negros o blancos. Muy difícilmente no se hubiera abierto paso en la sociedad de entonces. 2. Negro: ser negro le impediría entrar a un club exclusivo o trabajar en un banco, pero no escribir en un periódico o publicar sus poemas. Ojo, que no niego la discriminación racial de entonces, pero esta no llegaba a la segregación a todos los nivles. 3. homosexual: GB no era una loca de carroza, como podría inferirse de la frase citada. Su condición de gay discreto se complementaba con la del señor correcto, culto, fino y decente, algo socialmente estimable según las normas de la época. La homofobia rabiosa y militante, de la cual Jesús Díaz fue partícipe, vendría precisamente con los barbudos en el poder. 4. Pobre: pobre era Gómez Mena o Pote, el padre de López Serrano, antes de volverse millonarios. En la Cuba antes de Castro se podía prosperar, y de hecho muchos prosperaban. El que luchaba normalmente salía de la pobreza, a no ser que le tocara una mala racha o tuviera muy mala suerte, si bien mi abuelo, huérfano de la guerra del 95, decía que la mala suerte les tocaba casi siempre a los vagos. 5. ‘la poesía era oficio de locos’: GB no carecía de sentido común y no ignoraba que, a no ser un Neruda, nadie vive de la poesía (más bien al contrario). De ahí que prácticamente la abandonase en los años 50 por el periodismo y por sus actividades oficiales durante ese periodo. En el exilio, entonces sí que bien pobre, renacería como poeta.

Bendiciones de Fray Franelo

P/d. El Che Guevara hizo un comentario despectivo tras la salida de Cuba de Gastón Baquero, escoltado hasta el aeropuerto por tres embajadores, pero ahora no me acuerdo. ¿Tienes idea de lo que dijo el boludo atorrante sobre Baquero?
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Cpmentario del Bloguista

No, no tengo ni idea pero debió ser una de sus ¨genialidades¨ de arrogantes pujos porteños.

3 Comments:

At 6:49 p.m., Anonymous Realpolitik said...
Baquero es la respuesta perfecta a gente cómo Pedro Pablo Oliva, qué todavía se prestan al cuento de qué antes del castrismo "no había chance" para gente de color, o pobre, o ambas cosas. El qué tiene suficiente valor y empuje se impone, aunque algunos prefieran ser apadrinados por el gobierno de turno, qué no suele hacerlo por gusto.
At 12:32 a.m., Anonymous Anónimo said...
Baquero era un vidente, o un profeta, como se quiera. Tuvo tanta luz larga que se largó. El quinto párrafo de su carta está en la misma tesitura de las "Cartas a Elpidio" de Varela, en las que hay un planteamiento que se resumiría en la frase de "lo posible", refiriéndose a que es preferible hacer lo poco posible que plantearse muchas tareas imposibles. Es de lo que se trata el ser pragmáticos. Al final, la mal llamada revolución no hizo nada de lo que inicialmente se dijo, únicamente joderle la existencia a millones de cubanos, dondequiera que estén. Y tan buena está la carta de Baquero como el comentario de Jesús Díaz. ¡Si le hubiéramos hecho caso...!

chicho el cojo
At 2:30 a.m., Anonymous Anónimo said...
El artículo de Gastón Baquero, por su fecha, es profético. Te agradezco mucho su lectura, hermano Pedro Pablo. Qué claridad tan temprana la de ese hombre frente al fenómeno de la revolución castrista. Lo mismo que mi padre, un sencillo hombre de pueblo pero con una visión muy certera. Mientras nuestra intelectualidad se deslumbraba con las barbas de los rebeldes, incluyendo inicialmente a una figura de la talla de Jorge Mañach, Gastón Baquero enseguida le vio al lobo la oreja peluda. Y lo dejó dicho bien claro y para la historia.

Baquero triunfó en la Cuba A.C. por su talento indiscutible. Igual que Félix B. Caignet, por solo citar el caso de otro gay oriental. Pero si no hubiera tenido éxito como poeta y periodista, no se habría muerto de hambre tampoco puesto que era agrónomo de profesión. ¿Que era negro, pobre y guajiro de Banes? Bueno, Batista tampoco era muy blanco y había nacido en una choza de guano en ese mismo pueblo, en el barrio de La Güira por más señas, mas eso no le impidió al mulato aindiado llegar a ser presidente. El hecho de ser paisano de Batista era entonces un plus más que una desventaja, y de hecho eso le convino a Baquero.

Me parece una extrapolación forzada de la llamada ideología de género en onda USA lo que escribe Jesús Díaz sobre el poeta: “Baquero nació con todas las de perder. Era negro, homosexual, pobre y poeta en una Cuba, como cualquier país racista, machista y clasista, donde la poesía era oficio de locos”.

Me explico: 1. “nació con todas las de perder”: GB vino al mundo con todas las de ganar porque nació con un talento que tienen muy pocos, ya sean ricos o pobres, negros o blancos. Muy difícilmente no se hubiera abierto paso en la sociedad de entonces. 2. Negro: ser negro le impediría entrar a un club exclusivo o trabajar en un banco, pero no escribir en un periódico o publicar sus poemas. Ojo, que no niego la discriminación racial de entonces, pero esta no llegaba a la segregación a todos los nivles. 3. homosexual: GB no era una loca de carroza, como podría inferirse de la frase citada. Su condición de gay discreto se complementaba con la del señor correcto, culto, fino y decente, algo socialmente estimable según las normas de la época. La homofobia rabiosa y militante, de la cual Jesús Díaz fue partícipe, vendría precisamente con los barbudos en el poder. 4. Pobre: pobre era Gómez Mena o Pote, el padre de López Serrano, antes de volverse millonarios. En la Cuba antes de Castro se podía prosperar, y de hecho muchos prosperaban. El que luchaba normalmente salía de la pobreza, a no ser que le tocara una mala racha o tuviera muy mala suerte, si bien mi abuelo, huérfano de la guerra del 95, decía que la mala suerte les tocaba casi siempre a los vagos. 5. ‘la poesía era oficio de locos’: GB no carecía de sentido común y no ignoraba que, a no ser un Neruda, nadie vive de la poesía (más bien al contrario). De ahí que prácticamente la abandonase en los años 50 por el periodismo y por sus actividades oficiales durante ese periodo. En el exilio, entonces sí que bien pobre, renacería como poeta.

Bendiciones de Fray Franelo

P/d. El Che Guevara hizo un comentario despectivo tras la salida de Cuba de Gastón Baquero, escoltado hasta el aeropuerto por tres embajadores, pero ahora no me acuerdo. ¿Tienes idea de lo que dijo el boludo atorrante sobre Baquero?
TOMADO DE:  http://baracuteycubano.blogspot.com/2011/01/articulo-de-despedida-de-cuba-del-poeta.html