El propósito que nos anima al crear este nuevo blog es mantener vivo en el recuerdo ese retazo de tierra taína que nos vio nacer: Banes, acercando a todos los Banenses a través de la evocación de imágenes y recuerdos. Es el sitio virtual idóneo para detenerse a conversar, como en los viejos tiempos, relatando anécdotas que nos lleven definitivamente al reencuentro con el pasado. Complementa nuestra exposición una iconografía banense, así como una galería de banenses ilustres.

jueves, 29 de julio de 2010

Johnny Mathis - Chances Are

Johnny Mathis - It´s Not For Me To Say

Unforgetable - Nat King Cole

NAT KING COLE - Ay Cosita Linda (Slide) Calypso? Mambo? Salsa?

nat king cole - piel canela(me importas tu y tu y tu)

nat king cole - cachito mio

Nat King Cole en español

gavilan o paloma el la voz de pablo abraira

PABLO ABRAIRA-O TU O NADA

martes, 27 de julio de 2010

CARLITOS CANAVACIOLO UN FRAGMENTO DE MI LIBRO DE CRÓNICAS Y MEMORIAS BANES: LA PIEL DE LA MEMORIA.

CARLITOS CANAVACIOLO

Como digo, desde muy pequeño era aficionado a asistir a los funerales, nunca solo, siempre iba con Cuca, una de mis medio hermanas mayores o a veces con el mismo Pepe. Recuerdo además que visitaba con mi mamá a personas muy enfermas, como es el caso de Chicha Silva, quien murió unos meses después de nuestra visita. Quizás el entierro que más me impresionó fue el de Octavio Silva, una figura muy importante  dentro de la política local y hombre muy probo.                                                          
                                     
Vivía a la entrada del pueblo, frente a la Carretera de Veguitas, por lo que pude ver el desfile funerario. Fue muy emotivo e impresionante. Esa imagen me hirió la imaginación y en ocasiones la sueño.
También recuerdo otro funeral que no dejó de impresionarme. Pasando la Curva de los Quiñones como comenzó a llamarle el vulgo al sitio donde fatalmente perdieran la vida el padre y el tío de mi mejor amigo, Pedro Quiñones Ruiz , vivía el señor Antonio Díaz, quien curiosamente compró el auto que atropelló en La Habana a la popular actriz española María Valero, ocasionándole la muerte.
En ese auto acompañé muchas veces a mi madre a ver a mi abuela Mamá Fela. Recuerdo que traía una calcomanía de la artista pegada al parabrisas.
Una hermana del señor Antonio Díaz, no recuerdo su nombre, se volvió histérica cuando iban a retirar el cadáver de su madre para enterrarla.
Lo recuerdo perfectamente. La pobre mujer gritaba y quería impedir a los funerarios que condujeran el ataúd hasta la carroza. Se paseaba por los amplios corredores de la casona cantando entre sollozos: " Mírala qué linda viene. Mírala qué linda va. Es mi linda madrecita. Que se va y no vuelve más "...
La imagen que yo tenía de la muerte no era tétrica, tampoco divertida, sino más bien indiferente, tal vez por el hecho de que nunca vi a los difuntos durante la agonía. Lógicamente me impresionaban las escenas de dolor de sus familiares dolientes, pero como a mí me negaron la muerte de mi abuelita, no pude sentir de verdad todo el peso de esa angustia y ese vacío que nos deja en el alma la partida de los que queremos.
Todo eso cambió para mí cuando un accidente del que fui testigo le segó la vida a un niño llamado Carlitos Canavaciolo casi enfrente de nuestra casa. El hecho ocurrió una tarde previa al Día de Reyes, cuando su abuelita y el niño se bajaron de un ómnibus de la línea Crespi que cubría la ruta Banes-Holguín.
Venían de esa ciudad justamente a donde habían ido a comprar juguetes. Una vez que dejaron la "guagua", el niño se le soltó de la mano a la abuela y salió corriendo para llegar de sorpresa a su casa y mostrar sus juguetes y una camioneta negra, como embajadora de la muerte, conducida a toda velocidad, le arrancó la vida al pequeño.

Yo alcancé a verlo todo. Los gritos de la abuela y los de mi madre que confundió el nombre de Carlitos por el de Ricardito, aún repercuten en mis oídos. Mi hermanito, si mal no recuerdo, también presenció junto a mí el trágico accidente.

Después vino el funeral, al que asistí junto a mi mamá. No quise ver el rostro del pequeño en el ataúd como era mi costumbre en los otros funerales de personas adultas. En ese momento creo que pude comprender el fenómeno de la muerte, y un sentimiento de desgarramiento y desolación se arraigó en mi interior.
Desde ese acontecimiento entendí que la muerte era la separación, por lo menos aparente, entre los seres que se aman
.
Atiborré a mi padre de interrogantes a las cuales quiso responder de alguna forma inteligible a mi edad.
La muerte, según él, no era el final de nuestra existencia, sino el tránsito a una vida más plena, en una dimensión más real que la física. Me citó a Martí: " La última mirada de los moribundos nos indica una cita, no una despedida. La vida humana sería una invención repugnante y bárbara si sólo estuviese limitada a la vida en la Tierra. No, la tumba es vía y no término "...

Yo veía a mi padre como a un sabio. No había una sola pregunta o interrogante que le formulase que no me la contestara satisfactoriamente. Pero en esta ocasión no pudo convencerme muy fácilmente. El hecho estaba a la vista. La gente se moría y desaparecía para siempre.

Le hice la misma pregunta a mi maestra y le conté la respuesta que me dio mi padre al respecto. Quien me respondió fue su esposo, Don Alejandro, un hombre de trato un poco áspero. Me dijo: " nadie jamás ha visto a un muerto. Todo eso son pamplinas. Cuando a uno lo entierran siete pies bajo la tierra jamás vuelve a salir. Eres aún muy pequeño y no te dejes llevar por la fantasía que tu padre quiere meterte en la cabeza. Esos libros que Don Juan lee lo van a volver loco y si no te cuidas vas a terminar también loco o poeta soñador".

A la distancia de los años y después de evidenciar una serie de fenómenos auténticos de la casuística paranormal. Con una psicofonía o la voz de un "muerto" grabada "accidentalmente" en mi computadora, le podría responder al viejo Don Alejandro, si aún se encuentra en este plano físico, que le perdono su ignorancia con respecto a la "salida de sus tumbas" de los llamados muertos, porque para aquella época quizá nunca pudo leer sobre la evidencia científica del periespíritu o cuerpo espiritual, como le llamó San Pablo a ese vehículo sutil que acompaña al espíritu antes de animar un organismo biológico y que le sigue en su nueva condición de espíritu liberto. Y tal vez en lo que podamos coincidir sea en lo de convertirme en un "poeta soñador".

La verdad es que comencé este coqueteo con las musas desde mis días infantiles, cuando concurría a su casa convertida en plantel, dejándome arrullar a veces por la brisa entre las ramas del viejo canistel, donde a escondidas escribía mis primeros versos, mientras le oía a él riñendo con su pequeña hija o escupiendo una blasfemia .

© René Dayre Abella Fragmento del libro de relatos testimoniales Banes: La Piel de la Memoria, en proceso de edición.



EN ESTA VIEJA FOTO TOMADA EL DÍA DE MI CUMPLEAÑOS NÚMERO SIETE, APARECE LA NIÑA BELKIS CANAVACIOLO, HERMANA O PRIMA DE CARLITOS, ES LA PRIMERA NIÑA DE LA DERECHA.

domingo, 25 de julio de 2010

EN LA CASA DE ISOLINA UN FRAGMENTO DE MI LIBRO DE RELATOS TESTIMONIALES BANES: LA PIEL DE LA MEMORIA.

En la foto, Isolina Feria Ricardo, en los jardines del Centro Benéfico de Guantánamo, en la antigua provincia de Oriente.

                                                                                              Foto © Víctor García


EN LA CASA DE ISOLINA

En ocasiones acompañaba a mi madre a la Casa de Isolina. Era muy pequeño y ella me conducía de la mano. Nos llevaba siempre Don Antonio Díaz, en su coche de alquiler. Un viejo Mercury del año l948. Recuerdo aún la calle Canales sin asfaltar y los dos frondosos ficus enfrente de la modesta vivienda. Las paredes interiores resumían ese toque de pulcritud que deja la cal sobre la madera rústica. Al franquear la puerta principal nos esperaba la sala de estar, donde obligatoriamente debíamos esperar unos minutos hasta ser llamados al salón donde Isolina, junto a sus médiums, desenvolvía la reunión espiritista.

Isolina era una mujer de rostro muy dulce y afable. A mi tierna edad se me antojaba una especie de abuelita. Llevaba el pelo siempre recogido, luciendo canas y vestía siempre de blanco. Se sentaba a la cabecera de una enorme mesa rodeada de sillas, donde sentaba a sus médiums formando una "cadena fluídica”, sin tocarse las manos.

Mis curiosos ojos infantiles no dejaban de escrutar cada rincón. Me llamaba la atención la galería de fotos enmarcadas en la pared. El retrato más conocido del Maestro Allan Kardec presidía esta galería. Luego seguirían fotos de León Denis y en un rincón sobre un estante de libros, la más divulgada de las fotos de Doña Amalia Domingo Soler, la notable figura del Movimiento Espiritista Hispano o la Cantora del Espiritismo, como cariñosamente la han llamado los espíritas de varias generaciones.

Asombraba un poco a las personas poco familiarizadas con estos ambientes y que confunden al Espiritismo con una especie de secta sincrética, donde se mezclan las prácticas del mediumnismo con las creencias católicas, el hecho de no encontrar en estas paredes, ni en ningún otro sitio de la humilde vivienda, imágenes religiosas.

Esta atmósfera de lecturas, fotos de ancianos de luengas barbas en las paredes, estantes desbordados de libros y revistas me llevaban a la percepción de que la Casa de Isolina era más bien una escuela, donde mi mamá y las demás mujeres que se sentaban en torno a la mesa simplemente seguían unas clases de estudio académico, impartidas en este caso, por la maestra Isolina.

Mi mamá me dejaba casi siempre en la habitación de Alejandrina o Aleja, como cariñosamente le llamaban sus parientes a una de las hermanas de Isolina o con la mamá de ellas, Doña Juana. El recuerdo que conservo de estas dulces viejecitas es el de que ambas me ofrecían frutas, particularmente naranjas y mangos y me hablaban muy quedo para no interrumpir las "clases" que tomaba mamá junto a sus amigas.

De vez en cuando alcanzaba a oír a Isolina que decía: "Dale curso", a alguna de las médiums y no alcanzaba a entender lo que ello significaba.

Otra de la cosas que atrajeron mi curiosidad era el desfile de botellas de vidrio transparente llenas de agua que esperaban sobre la mesa para que Isolina las "magnetizara" y quizá lo más curioso es que las personas que acudían a estas reuniones acostumbraban a llamar a estas aguas "medicina espiritual". Según el testimonio de algunas personas muy dignas de crédito que se dedicaban a estudiar estos fenómenos de carácter paranormal o estudiosos de lo psíquico, como se les llamaba entonces, esa "medicina espiritual" era agua fluidificada por las entidades espirituales y tenía la virtud de curar diversas dolencias y enfermedades.

Isolina, según el testimonio de mi madre y el de otras personas que la conocieron desde muy joven, había mostrado el desarrollo de una serie de facultades mediúmnicas desde muy pequeña. Hija de una familia muy humilde, los Feria Ricardo, Isolina comenzó a sufrir desde la temprana infancia asma y ciertos ataques de epilepsia, además de otros trastornos mentales, como la pérdida de la conciencia y de la memoria, invasión o incorporación de otras "personalidades" en su yo psíquico.
Los pocos médicos que le vieron la creyeron loca y los religiosos fanáticos "poseída".

Así las cosas, sus padres la llevaron como un último recurso a un sanador espiritual o "curandero" en la localidad de Aura, cerca de Gibara en los años inaugurales del pasado siglo. Este hombre se consideraba un humilde misionero espírita. Había peleado durante la Guerra de Independencia, como un soldado mambí y una vez terminada la contienda se retiró a vivir muy humildemente con su familia a Uñas y luego a Aura, unas localidades cerca de la vecina Gibara.

Allí poseía un Centro Espiritista, siguiendo el ideario filosófico kardeciano, que enmarcaba las enseñanzas provenientes de los Espíritus Superiores dentro del sublime mensaje evangélico. A este humilde siervo del Señor, como le gustaba auto nombrarse, se le conocía como Nine Sierra.

Las personas que lo conocieron, incluyendo a mi madre y a mis tíos, fueron testigos de una serie de fenómenos de efectos físicos, tales como aportes y desaportes de objetos y materializaciones ectoplásmicas a través de su mediumnidad.

Los padres de Isolina no daban crédito a la maravillosa recuperación operada en su hija adolescente. Isolina en gratitud por los favores divinos recibidos quiso entregarse devotamente a divulgar la Obra, extendiendo desinteresadamente esas dádivas divinas de la curación a los enfermos, a través de sus propias facultades mediumnímicas, plenamente desarrolladas en esta ocasión, gracias al encuentro con este poderoso médium y sanador paragnosta.

En los tempranos años sesenta quise investigar un poco sobre esta fascinante figura del Espiritismo local y contacté entre otras personas a Cecilia "Nena" Aguilera, quien me confesó casos y anécdotas realmente increíbles y sorprendentes sobre las curaciones y demás fenómenos que se dieron en torno a la mediumnidad de Isolina Feria Ricardo.

Lo que más me sorprendió fue conocer la génesis de un pequeño libro que con el título de "Luz en el Sendero" circuló en muchos de los hogares banenses en la década de los cuarenta. Cecilia me contaba cómo Isolina incorporaba en trance sonambúlico a una entidad espírita conocida como El Guía y este le dictaba a ella, que era la amanuense los capítulos íntegros del libro de marras.

Pasaban a veces algunos meses y por alguna razón la entidad El Guía no se incorporaba, pues Isolina canalizaba a varias entidades y una vez se lograba restablecer el contacto, esta entidad le continuaba dictando el resto de los capítulos en una perfecta ilación. También sorprendía que el léxico empleado por esta entidad y aún por otras que se comunicaban a través suyo era muy superior al que poseía la propia médium en el estado normal de la vigilia, considerando que la joven Isolina había tenido que interrumpir sus estudios académicos apenas alcanzando vencer el cuarto grado de la enseñanza primaria, debido primeramente a su condición de salud, tan quebradiza y además por lo precario de la situación económica doméstica que obligó a la joven a trabajar, empleándose en trabajos de corte y costura en su propio hogar ayudando a su madre y hermanas en la confección de una especie de mosquiteros que llamaban en aquellos lejanos días, pabellones.

La familia vino a establecerse en Banes a comienzos de los años veinte de la pasada centuria y desde entonces la joven Isolina se entregó a la práctica del bien dentro de aquella comunidad que la veía como una santa y virtuosa mujer.

Isolina se caracterizaba, además, por el tratamiento a personas perturbadas mentalmente siguiendo las técnicas de desobsesión recomendadas por el Maestro Allan Kardec, contando únicamente como recurso la imposición de manos a modo de transferir energía positiva a los enfermos, así como la persuasión a los espíritus o entidades obsesoras a que levantaran su acción fluídica perturbadora sobre los afectados, en el nombre de Jesús.

En una ocasión esta noble mujer fue privada de su libertad por el ejercicio ilegal de la medicina y conducida al Reclusorio de Mujeres de Guanabacoa, en la provincia de La Habana. Allí se distinguió por su virtud y grandeza de espíritu, prodigando sus elevadas enseñanzas espirituales entre aquellas pobres mujeres descarriadas que la respetaban y amaban como a una madre.

Recuerdo un día del mes de abril del año 1954 cuando desencarnó Isolina. Los funerales fueron realmente apoteósicos. Nunca antes había visto tantas ofrendas florales. La casa mortuoria estaba literalmente inundada de coronas y de cojines de flores.

El sarcófago tendido sobre el suelo en señal de humildad estaba cubierto de rosas blancas. Desde el aire, Víctor García, un pariente de nuestra familia, registraba el paso del desfile mortuorio con una cámara filmadora de 16 mm en una avioneta alquilada.

Todavía recuerdo aquellos viejos filmes que nos mostraba Víctor en su hogar allá en la ciudad de Guantánamo, unos años después de aquel suceso y la anécdota que contaba del piloto que lo acompañaba en aquel vuelo. El aviador le refería que cada vez que tenía que sobrevolar el sitio de donde partiría el cortejo fúnebre sentía algo que vibraba muy fuerte, como una especie de magneto, que lo atraía inexplicablemente al lugar.

El comercio local cerraba sus puertas al paso de la caravana fúnebre en señal de duelo. La prensa local se hizo eco del acontecimiento. Muchos años después pude consultar la hemeroteca de la Biblioteca Pública de la ciudad de Banes y me leí los comentarios del notable periodista Rolando Gómez de Cárdenas en su revista literaria Portada, así como las notas que aparecieron en El Pueblo, el decano del periodismo banense, bajo la firma de nuestra querida Cristina Aguilera, notable periodista ya fallecida y en otras publicaciones locales.
Desde la prensa espírita nacional aparecieron esquelas y obituarios. Unas de estas notas la escribió la doctora Fidela Cobo Sabas desde las páginas de Reivindicación y el periodista villaclareño Isidoro Díaz Anido registraba el suceso para la revista Vida, que dirigía el recordado hermano Manuel García Consuegra, en Santa Clara.

Cierro los ojos para evocar una vez más aquellos memorables días e inevitablemente pienso en mi madre y me dejo llevar de su mano por la calle saludando a los vecinos que se acercaban para saludarla y conocer al pequeño vástago.

Doña Mariana Serrano nos esperaba casi siempre a la salida de la Casa de Isolina, pues vivía justo enfrente, luego visitábamos a mis padrinos, Josefa Mir y Rafael Domínguez y el paseo terminaba entonces en la casa de mi abuela. Luego vendría Don Rafael Tamayo en su viejo fotingo y nos conduciría de regreso al hogar en Veguitas.


© René Dayre Abella Fragmento del libro de relatos testimoniales Banes: La Piel de la Memoria.

jueves, 22 de julio de 2010

ÁNGEL INFANTE EN BANES FRAGMENTO DE MI LIBRO DE CRÓNICAS Y MEMORIAS BANES: LA PIEL DE LA MEMORIA.

ÁNGEL INFANTE EN BANES
                                                                    ÁNGEL INFANTE
El día 15 de abril del año 1957 México perdió a un ícono de la música popular ranchera o de mariachis, como también se le llama a ese popular género musical. Pedro Infante Cruz fue un auténtico ídolo de masas. Su popularidad atravesó todas las fronteras y fue amado y luego llorado por multitudes en toda Latinoamérica.
En Cuba el pueblo lo adoraba y las clases más humildes de la sociedad cubana se identificaban con su música y con sus brillantes actuaciones escénicas en aquellos viejos filmes mexicanos donde Pedro casi siempre interpretaba a los personajes más populares. Aquel fatídico día de abril los cubanos también lloraron a Pedro, el ídolo del pueblo como muy pronto sería identificado para siempre.
A través de la radio los banenses comenzamos a escuchar la voz de Ángel Infante quien se dio a conocer masivamente interpretando un corrido dedicado a su propio hermano Pedro. El título era “Homenaje a Pedro Infante”.
Santiaguito Hernández, que además de poseer el cine Hernández y el famoso Teatro Oriente en Santiago de Cuba tenía muy buen olfato para los negocios que envolvían al mundo de la farándula, nos dio la gran oportunidad a todos los banenses de aplaudir personalmente al hermano del gran ídolo y de ese modo Ángel Infante nos visitó ese mismo año 1957.
Desde muy pequeño me sentí atraído por la música y el arte mexicanos. Creo que mi simpatía por la cultura mexicana se debió a la influencia que recibí de mi sobrino Pepe que siempre adoró todo lo mexicano, particularmente la música ranchera y el maravilloso cine de aquellos días que hoy consideramos clásico.
Todavía no se borra de mi memoria aquella noche de un día cualquiera de ese lejano año 1957 cuando pude disfrutar de aquel memorable espectáculo. Era la primera vez que podía escuchar “en vivo” a un mariachi y aquella sonoridad, sobre todo la música que desprendían los violines y las trompetas se grabarían para siempre en mi recuerdo.
Guardo en mi memoria una anécdota simpática de aquella velada. La presentación comenzaba como a las ocho de la noche, pero desde muy temprano la gente comenzaba a acudir al cine Hernández para garantizarse el mejor lugar en el lunetario. Yo tendría unos doce años, tal vez no cumplidos.
Me fui al cine con unos amigos de mi edad y como todos los muchachos curiosos quisimos ver la entrada de los músicos al viejo inmueble y luego comprar los tiquetes para entrar a ver el espectáculo. Frente al cine había un bar que no puedo recordar ahora mismo su nombre, pero no olvido que en una de sus esquinas interiores se ponía a vender sándwiches un señor alto y medio calvo que se apellidaba Pita.
Este hombre vendía unos emparedados de pierna de cerdo y queso exquisitos y muy baratos. Cada vez que yo iba a la matiné de los domingos no dejaba de comprarle esos ricos emparedados y de acompañarlos con un refresco.
Pues aquella noche vimos a unos mariachis que antes de ponerse a ensayar en el viejo cine se llegaron al puestecito de Pita y le pidieron algo de comer. Se sentaron a degustar aquellos emparedados cubanos y uno de ellos dijo:
“Oye tú estas madres están muy buenas pero como que les falta algo”. Y el otro repuso:”pos, sí, les falta chile”. Entonces Pita les acercó un pomito con ají güagüao encurtido. Los músicos sonrieron y luego exclamaron: “pos esto sí que enchila, son chiles habaneros!
Un rato después entramos al cine y dio comienzo el espectáculo. Fue todo muy emotivo. Ángel no se le parecía físicamente mucho a su hermano Pedro, pues era un poco más delgado que él y quizá más alto. Su voz era muy agradable y emocionó mucho al público cuando se dejó oír aquel segmento del corrido: “Mariachi que acompañaste a mi hermano Pedro Infante / une tu voz a la mía / pa ’que yo también le cante”.
Cuando ya todos nos disponíamos a dejar la sala escuché a una señora que dijo:
“¡Cómo le han salido ahora hermanos a Pedro Infante. Hasta en Banes!


 ESTA VIEJA FOTO DEL PARQUE CÁRDENAS EN CONSTRUCCIÓN MUESTRA AL FONDO EL TEATRO HERNÁNDEZ, ÚNICO ESCENARIO DONDE SE PRESENATRON LAS MÁS IMPORTANTES FIGURAS DEL ESPECTÁCULO NACIONAL Y FORÁNEO, COMO DOÑA LIBERTAD LAMARQUE,  ÁNGEL INFANTE Y EL INDIO ARAUCANO, SÓLO POR CITAR A ALGUNAS DE ESTAS FIGURAS.

miércoles, 21 de julio de 2010

CUANDO LIBERTAD LANARQUE VISITÓ BANES. UN FRAGMENTO DE MI LIBRO DE RELATOS TESTIMONIALES BANES: LA PIEL DE LA MEMORIA.


CUANDO LIBERTAD LAMARQUE VISITÓ BANES

    A comienzos del año 1956, justo en febrero de aquel año se terminó de rodar en México la película “Historia de un Amor” dirigida por Miguel Gavaldón y que llevaba como estrella protagonista a la famosísima Doña Libertad Lamarque, una figura muy admirada y aplaudida por generaciones en Cuba y en toda Hispanoamérica.
    En ese mismo año y como parte de una gira de promoción de aquel film Doña Libertad visitó nuestro país y no olvidó a Banes, nuestro minúsculo terruño. De esa manera los banenses que admirábamos el talento desbordado y la personalidad tan exquisita de aquella legendaria figura del cine y de la canción tuvimos el privilegio de escucharla cantar para nosotros un maravilloso repertorio de canciones favoritas y por supuesto oírle interpretar en vivo aquel precioso tema “Historia de un Amor” que ya se ha convertido en un tema casi obligado en el repertorio de la cancionística popular de todo bolerista.
    Libertad se presentó en la sala del cinematógrafo Hernández. Banes no tenía salas de teatro u otros lugares idóneos para la realización de espectáculos como los que proliferan en las grandes  ciudades. En la gira la acompañaba su marido Alfredo Malerba  quien además de manejarle la carrera era su pianista acompañante. Hay que hacer notar que en aquellos lejanos días los artistas no contaban con el recurso de las pistas grabadas con el acompañamiento musical como hoy día y cuando no se hacían acompañar por una orquesta tenían que echar mano de un pianista. Ese era el caso de Libertad Lamarque cuando se presentó en Banes.
    Recuerdo que mi mamá le pidió a Ricardito Serrano un buen amigo de la familia que me llevase al cine y le dio dos pesos para que pagara mi entrada al espectáculo y la de él como una cortesía.
    Yo sólo tenía once años y recuerdo ahora con toda claridad que Libertad se presentó con un precioso vestido de color gris perla, adornado de pedrerías y luciendo unos pendientes de brillantes auténticos. Se dirigió al público comentando que era la misma prenda de vestir que usó en la película. Interpretó varias de sus canciones ya conocidas y aplaudidas por aquel público y luego se dispuso a deleitar al auditorio con el hit del momento: “Historia de un Amor”.
    Al terminar el espectáculo Ricardito me llevó de prisa hasta la calle y esperamos que Anabel Hernández, el hijo de Santiaguito Hernández propietario del cine y empresario artístico, condujese en su auto a los esposos artistas al Hotel Baní donde se habían hospedado.
    Evitando a la multitud que se había formado frente al viejo cine para despedirse de la estrella Ricardito logró llegar hasta la ventanilla de aquel auto y le dijo: “Libertad, el niño la admira y la quiere saludar” y me acercó lo suficiente como para que Doña Libertad me besara la mejilla y entonces me sentí  como extasiado. No podía creer que aquella mujer tan admirada por mí en los viejos films que veía junto a mi tía Queta , donde interpretaba los papeles de una mujer que siempre sufría  y me arrancaba lágrimas furtivas besaba tiernamente mi mejilla. ¡Era la gloria!








lunes, 19 de julio de 2010

DOS POEMAS INÉDITOS SOBRE BANES, EXTRAIDOS DE MI POEMARIO "POESÍA REPARTIDA".


" La tierra te duele,
la tierra te da
en medio del alma
si no la ves más"....
Fragmento de la canción " Mi Tierra"
Autor: Estéfano.

BANES, PRESENCIA REDIVIVA

Eres un punto diminuto
en la geografía de un país.

El ala negra de un totí.

Un vuelo de zunzunes
persiguiendo bijiritas.

Eres la sombra de un ocuje
y el sabor agridulce del marañón.

Eres el río Reventón
y el Charco de las Putas.

La vieja ceiba de la calle Mulas,
La Piedra del Pescuezo y el Monte Lamusén.

Eres la voz negra de un conjuro.
Los tres quilos prietos de un bilongo.

Eres Yemayá. Eres mi ancestro.
El caudal impetuoso de la sangre
que rompe mis arterias.

Eres la sobriedad de un viejo mueble
en la casa de Isolina.

Eres mi infancia desteñida
muriendo poco a poco.

Eres la ancianidad ennoblecida de mis padres.
La calidez de una sonrisa de mi hermano.

Eres Alfredo, Carlín, Pedro Quiñones,
amigos entrañables, solidarios.

Eres la nada existencial.

Eres la poesía mordiéndome los huesos,
despedazando el alma.

¡ Eres Otto, Charles, Mario Peña,diciendo sus poemas entre lágrimas!

Eres la voz acuciante de Francisco Mir gritando:
"¡No quiero las flores negras !".

Eres una noche de tertulia
en la casa de Pepito.

Eres el flagelo de un estigma
impuesto gratuito
que me llevó a vivir
casi a escondidas.

Eres una imagen desprendida del recuerdo
que hoy se puso a morir en el silencio.

Eres todo eso y eres más.
Eres la presencia rediviva de la tierra.
Un grito que enmudece entre mis huesos.
Eres la Patria en mí. Eres yo mismo.



© René Dayre Abella


MI PEQUEÑA GRAN CIUDAD
                               
                             A la memoria de Gastón Baquero y Otto Maletá, poetas.

Yo amo tus calles estrechas,
largas y empedradas
como cicatrices a flor de piel.

Admiro el paisaje bucólico de tu suelo.
Sencillamente campesino.

Quisiera llenar para siempre mis ojos
con el verdor intenso de tus pinos
que se yerguen tan altos, tan altivos.

Evocar aquellos días paseándome en tus calles
es como soltar de una vez a todos mis recuerdos
para que huyan a esconderse detrás de tus rincones.

¡Mi pequeña gran ciudad casi escondida
en los mapas de los textos escolares !
¡Tierra de raigambre taína! ¡Pedazo de mi patria!

Yo te saludo desde la lejanía
evocando la sombra del cacique Baní
en una noche iluminada sólo por cocuyos.

Humilde caserío casi despoblado cuando el Grito Mambí
supiste dar hijos valientes.

Cuna de trovadores y de poetas.
Viste nacer de ti al gran Gastón Baquero
y le llenaste el alma a Otto con murmullos.

Tierra de los padres de mis padres,
de mis abuelos.

Cuando la muerte ponga fin a mi destierro
descansar para siempre en ti,
sólo yo anhelo.

© René Dayre Abella








jueves, 15 de julio de 2010

BANES Y SUS PERSONAJES MÁS PINTORESCOS UN FRAGMENTO DE MI LIBRO DE RELATOS TESTIMONIALES BANES: LA PIEL DE LA MEMORIA EN PROCESO DE EDICIÓN.


BANES Y SUS PERSONAJES PINTORESCOS

Toda ciudad, grande o pequeña, ha tenido siempre sus personajes entrañables.
La Habana, por ejemplo, tuvo al Caballero de Paris y quizá un sinnúmero de personajes más que se perdieron en el anonimato dada la vastedad del paisaje citadino.

A diferencia de la gran urbe, las ciudades del interior del país, sobre todo los pueblos pequeños, estos personajes quedaron para siempre en la memoria colectiva, gracias a su presencia casi obligada en el vivir cotidiano, convirtiéndolos así en legendarios.

Banes fue pródigo en esos seres casi mágicos. Desde pequeños los banenses los vimos deambular por las estrechas callejuelas del pueblito. A veces compartían nuestros juegos y disfrutábamos de sus ocurrencias y travesuras.

Con los ojos de la memoria evoco uno de aquellos días de mi niñez. Desde lejos se divisaba un cíngulo de cerros y lomeríos que parecía apretar al pequeño pueblo. Eran las lomas de El Retrete a poca distancia de Veguitas donde vivíamos. La carretera se extendía serpenteando el paisaje y a lo lejos se veía la figura de una mujer menuda con un retazo de tela blanca que le cubría la cabeza a modo de rebozo, protegiéndose así del sol inclemente.

Era Mercedes. Mercedes, así, a secas. La mayoría ignoraba sus apellidos. Solo sabíamos que vivía en las ruinas del Hogar Infantil en la barriada de El Negro y que había enloquecido luego de ser ultrajada por un tal Félix Almira. Un hombre adinerado.

Todavía no alcanzaba nuestra modesta vivienda y ya se oían sus voces: “pico, repico, tantos picos y yo sin un pico ¡Felialmira desgraciao!” Cada tarde repetía la misma rutina. Se comentaba que la pobre mujer se dirigía hasta la casa de ese mal hombre a gritarle toda clase de insultos y por supuesto este negaba siempre el aborrecible hecho aduciendo que era producto de su mente delirante.

Cuando nos mudamos a la ciudad de Guantánamo dejé de ver a Mercedes. Nunca más supe de ella. Seguramente pereció en la misma miseria en que había mal vivido sin recibir nunca cuidado psiquiátrico, ni otro tipo de atenciones.
La miseria y el abandono eran endémicos en la Cuba de aquellos días.

LUIS BOBERA Y OTROS PERSONAJES

Todavía recuerdo a Luis Bobera. Era un personaje muy simpático. Recorría el pueblo paseando a su novia en una carretilla y solicitando algunas monedas para sobrevivir.
Se cuenta que un día se propuso llevarse a su novia " La Morocha " a La Habana en su inseparable carretilla y lo logró.
Lo único cierto es que nunca más se les volvió a ver transitando las empedradas callejuelas del pequeño pueblo.


CORONEL

¿Qué banense no recuerda a Coronel? Este personaje era un hombre robusto, de color, muy parco al hablar. Sólo se le soltaba la lengua cuando se encontraba ebrio, lo que sucedía con gran frecuencia. Aún así no revelaba nunca detalles de su vida privada, por lo que nunca supimos cuándo y cómo llegó a Banes, aparentemente de La Habana, esto último a juzgar por una tonadilla que siempre tarareaba rechinando los dientes: “!Ay, La Habana, La Habana el que no la ve no la goza!” Una noche se acostó con la Muerte y jamás despertó.


TIO MONGO

Tío Mongo recorría las calles seguido por una cohorte de muchachos a quienes les divertía hacerle perder los estribos. El ”juego” consistía en pedirle la bendición. A la primera vez él respondía muy cortésmente:
“Dios te bendiga” A la segunda vez se ponía un poco molesto. ¡La bendición, Tío Mongo! ¡Dios te bendiga! .A la tercera vez replicaba: ¡ Dios te bendiga, cacho e’ cabrón!

CORONILLA

Coronilla era el mote que la gente le había endilgado a Alberto Pérez. Se ganaba el sustento soldando palanganas y orinales. Era hojalatero y vendía unos jarritos que hacía con las latas de leche condensada. Cuando los niños – que siempre son muy crueles – le gritaban: ¡Coronilla!, Alberto reponía afablemente: “Yo me llamo Alberto Pérez”. Nunca se enojaba. Otra de sus simpáticas anécdotas era aquella que contaba que además de anunciarse como soldador y hojalatero acostumbraba a vocear: “se alquila a mi mamá y a mi hermana pa’trabajar”.

CHUCHI

De todos los personajes que nombro en esta apretada relación sólo sobrevive Chuchi. Con los ojos y los oídos – sobre todo los oídos – de la memoria escucho el sonido tan peculiar de los sartenes, instrumento muy popular e infaltable, en una conga, al igual que la corneta china, que sólo se escucha en los carnavales santiagueros.
Chuchi, con sus escasos doce años era el responsable de hacer mover los pies al banense más apático a la sandunga y al baile popular, los llamados Pata e’ plancha, con el tintineo incontenible que lograba sacarle a aquellos sartenes.

Fue casi mi vecino en el Reparto Canales en el año 1956. Recuerdo a sus padres. Los tengo fotografiados en la memoria. Su mamá era una señora rubia y su papá era un hombre más bien enjuto y se apellidaba Driggs. Era hermano de Panito, de quien he hablado en estas memorias y de Rosita Driggs, que se dedicaba a la costura. No estoy muy seguro, pero creo que se llamaba Elides, porque también tenía otro hermano que se llamaba Eutimio, a quien traté muchas veces. Hombre muy jovial y muy dado a la buena conversación.

Chuchi tenía varias hermanas. Una de ella se llamaba Soledad y lamentablemente desarrolló esquizofrenia.

El Chuchi que yo recuerdo era simplemente un conguero. Con un oído musical muy agudo que sacaba melodía y ritmo a sus sartenes.

Dejé de verlo por muchos años. Actualmente escucho a algunos banenses de las nuevas generaciones referir anécdotas e historietas que lo vinculan a un ninfomaníaco, que persigue a las mujeres y sobre todo que roba las prendas íntimas femeninas como acostumbran los fetichistas. ¡Qué pena! Definitivamente ese no es el Chuchi que yo conocí.


LULU

A Lulú la conocían todos los niños del pueblo. Intervenía en nuestros juegos infantiles poniéndoles siempre un toque mágico, pues, para nosotros, era una suerte de performer. Por unas monedas o a veces a cambio de una naranja no solamente cantaba, sino que bailaba charlestón. Para nosotros aquel baile era una novedad, pues estábamos en plena década de los cincuenta y ese baile era la última moda en los años veinte y los treinta del siglo pasado. Hay que ver los viejos filmes hollywoodenses de esa época para tener una idea de la fiebre que provocaba en los entonces jóvenes.


EUSEBIO

Eusebio era una pobre víctima de la polio. De extracción campesina muy humilde. Su discapacidad no le permitía trabajar y lo condenaba a la indigencia y a la humillante mendicidad para sobrevivir. Siempre fue víctima de la maledicencia de los adultos indolentes y de la crueldad típica de los niños. El escarnio y las burlas de las que era objeto siempre le habían endurecido y alimentaban en su ser toda clase de resentimiento respondiendo a cada insulto con blasfemias y una lluvia de pedradas.

No olvido nunca un incidente muy lamentable que tuve la desafortunada ocasión de presenciar. Ocurrió una mañana luminosa de verano en el viejo Reparto Cárdenas. A sólo unas puertas de mi casa se encontraba ubicada la panadería La Humilde.

Esa mañana nos encontrábamos casi frente a sus puertas un pequeño grupo de amigos y compañeros Boy Scouts intercambiándonos “muñequitos ” y un panadero salió y le gritó “ pata e’ muelle” a Eusebio que atravesaba justo la calle. El panadero era un hombre de raza negra. Eusebio estaba ciego de furia y agarró una piedra y la lanzó con tal mala puntería que hizo blanco en la frente de Pepito Coronel, uno de mis amigos. Afortunadamente no le causó daños graves. Nunca vi a Eusebio tan encolerizado como aquella mañana. Se hincó en media calle y le gritó a aquel inconsciente: “¡Providencia, qué negrura!”.

Por supuesto que fue un arranque de explícito racismo injustificable. A la distancia de los años analizo aquella actitud de Eusebio y comprendo cómo fuimos condicionados por el prejuicio racial desde pequeños como parte del comportamiento que heredamos de nuestros abuelos españoles. Ese racismo más o menos velado subsiste hasta nuestros días en la sociedad cubana actual.

Lo arrastramos como un pesado lastre que nos descalifica como humanos plenos y civilizados frente a ciudadanos de otras latitudes. Lo peor es que ese racismo se ha institucionalizado en la actualidad. Recientemente tuve la oportunidad de ver un video de un espectáculo de comediantes de la isla y me repugnó. Es indignante escuchar frases donde califican a los orientales, particularmente a los santiagueros como palestinos y al prototipo de policía como un negro oriental.
La actitud de Eusebio se resume así: sí, yo soy una víctima de la polio y apenas deambulo, pero tú eres un negro. En la pobrísima escala de valores de Eusebio ser negro era la peor calamidad.

© René Dayre Abella Fragmento del libro de relatos testimoniales Banes: La Piel de la Memoria.

sábado, 10 de julio de 2010

"TESTAMENTO DEL PEZ" UN POEMA ANTOLÓGICO DE GASTÓN BAQUERO.

TESTAMENTO DEL PEZ

Yo te amo, ciudad,
aunque sólo escucho de ti el lejano rumor,
aunque soy en tu olvido una isla invisible,
porque resuenas y tiemblas y me olvidas,
yo te amo, ciudad.

Yo te amo, ciudad,
cuando la lluvia nace súbita en tu cabeza
amenazando disolverte el rostro numeroso,
cuando hasta el silente cristal en que resido
las estrellas arrojan su esperanza,
cuando sé que padeces,
cuando tu risa espectral se deshace en mis oídos,
cuando mi piel te arde en la memoria,
cuando recuerdas, niegas, resucitas, pereces,
yo te amo, ciudad.

Yo te amo, ciudad,
cuando desciendes lívida y extática
en el sepulcro breve de la noche,
cuando alzas los párpados fugaces
ante el fervor castísimo,
cuando dejas que el sol se precipite
como un río de abejas silenciosas,
como un rostro inocente de manzana,
como un niño que dice acepto y pone su mejilla.

Yo te amo, ciudad,
porque te veo lejos de la muerte,
porque la muerte pasa y tú la miras
con tus ojos de pez, con tu radiante
rostro de un pez que se presiente libre;
porque la muerte llega y tú la sientes
cómo mueve sus manos invisibles,
cómo arrebata y pide, cómo muerde
y tú la miras, la oyes sin moverte, la desdeñas,
vistes la muerte de ropajes pétreos,
la vistes de ciudad, la desfiguras
dándole el rostro múltiple que tienes,
vistiéndola de iglesia, de plaza o cementerio,
haciéndola quedarse inmóvil bajo el río,
haciéndola sentirse un puente milenario,
volviéndola de piedra, volviéndola de noche
volviéndola ciudad enamorada, y la desdeñas,
la vences, la reclinas,
como si fuese un perro disecado,
o el bastón de un difunto,
o las palabras muertas de un difunto.

Yo te amo, ciudad
porque la muerte nunca te abandona,
porque te sigue el perro de la muerte
y te dejas lamer desde los pies al rostro,
porque la muerte es quien te hace el sueño,
te inventa lo nocturno en sus entrañas,
hace callar los ruidos fingiendo que dormitas,
y tú la ves crecer en tus entrañas,
pasearse en tus jardines con sus ojos color de amapola,
con su boca amorosa, su luz de estrella en los labios,
la escuchas cómo roe y cómo lame,
cómo de pronto te arrebata un hijo,
te arrebata una flor, te destruye un jardín,
y te golpea los ojos y la miras
sacando tu sonrisa indiferente,
dejándola que sueñe con su imperio,
soñándose tu nombre y tu destino.
Pero eres tú, ciudad, color del mundo,
tú eres quien haces que la muerte exista;
la muerte está en tus manos prisionera,
es tus casas de piedra, es tus calles, tu cielo.

Yo soy un pez, un eco de la muerte,
en mi cuerpo la muerte se aproxima
hacia los seres tiernos resonando,
y ahora la siento en mí incorporada,
ante tus ojos, ante tu olvido, ciudad, estoy muriendo,
me estoy volviendo un pez de forma indestructible,
me estoy quedando a solas con mi alma,
siento cómo la muerte me mira fijamente,
cómo ha iniciado un viaje extraño por mi alma,
cómo habita mi estancia más callada,
mientras descansas, ciudad, mientras olvidas.

Yo no quiero morir, ciudad, yo soy tu sombra,
yo soy quien vela el trazo de tu sueño,
quien conduce la luz hasta tus puertas,
quien vela tu dormir, quien te despierta;
yo soy un pez, he sido niño y nube,
por tus calles, ciudad, yo fui geranio,
bajo algún cielo fui la dulce lluvia,
luego la nieve pura, limpia lana, sonrisa de mujer,
sombrero, fruta, estrépito, silencio,
la aurora, lo nocturno, lo imposible,
el fruto que madura, el brillo de una espada,
yo soy un pez, ángel he sido,
cielo, paraíso, escala, estruendo,
el salterio, la flauta, la guitarra,
la carne, el esqueleto, la esperanza,
el tambor y la tumba.
Yo te amo, ciudad,
cuando persistes,
cuando la muerte tiene que sentarse
como un gigante ebrio a contemplarte,
porque alzas sin paz en cada instante
todo lo que destruye con sus ojos,
porque si un niño muere lo eternizas,
si un ruiseñor perece tú resuenas,
y siempre estás, ciudad, ensimismada,
creándote la eterna semejanza,
desdeñando la muerte,
cortándole el aliento con tu risa,
poniéndola de espalda contra un muro,
inventándote el mar, los cielos, los sonidos,
oponiendo a la muerte tu estructura
de impalpable tejido y de esperanza.

Quisiera ser mañana entre tus calles
una sombra cualquiera, un objeto, una estrella,
navegarte la dura superficie dejando el mar,
dejarlo con su espejo de formas moribundas,
donde nada recuerda tu existencia,
y perderme hacia ti, ciudad amada,
quedándome en tus manos recogido,
eterno pez, ojos eternos,
sintiéndote pasar por mi mirada
y perderme algún día dándome en nube y llanto,
contemplando, ciudad, desde tu cielo único y humilde
tu sombra gigantesca laborando,
en sueño y en vigilia,
en otoño, en invierno,
en medio de la verde primavera,
en la extensión radiante del verano,
en la patria sonora de los frutos,
en las luces del sol, en las sombras viajeras por los muros,
laborando febril contra la muerte,
venciéndola, ciudad, renaciendo, ciudad, en cada instante,
en tus peces de oro, tus hijos, tus estrellas.

viernes, 9 de julio de 2010

LOS BANENSES UN FRAGMENTO DE MI LIBRO DE RELATOS TESTIMONIALES "BANES: LA PIEL DE LA MEMORIA" EN PROCESO DE EDICIÓN.


LOS BANENSES

    Banes siempre fue pródigo en personalidades brillantes.
En todos los ámbitos culturales y artísticos Banes destacó siempre por estar representado por celebridades. Tal es el caso, por ejemplo, del Poeta con mayúscula Gastón Baquero. Máxima figura de las letras hispanas.
    Además de Gastón Baquero, fueron también banenses Otto F. Maletá, Mario Peña Sánchez, quien además de poeta, destacó en la dramaturgia, así como en la actuación y la dirección escénicas. Don Ricardo Varona Pupo, periodista y primer historiador local, autor de BANES, una historia local publicada en el año 1930. 
    Rolando Gómez de Cárdenas, periodista, quien fundara, además la Revista Literaria “Portada”, Don Fernando Rodríguez, periodista fundador del decano de la prensa local “El Pueblo”.  Además de estos mencionados medios de prensa hay que agregar “El Demócrata” y en la vecina Antilla el periódico “El Sol”, fundado y dirigido por Enrique Causarás Abella, un sobrino de mi padre.
    En los espectáculos se distinguieron figuras como los hermanos Rigual, quienes triunfaron en México desde los años cincuenta del siglo pasado, de ellos es la autoría de la canción “Cuando Calienta el Sol”, popularizada más recientemente por el cantante mexicano Luis Miguel.
    Rosa Carmina, Doris de Goya, Angelita Castani, Náyade Proenza, soprano quien enseña en México,  el dúo Sindo y María Elena, Octavio Cotán, concertista de la guitarra, lamentablemente fallecido, y más cercano en nuestros tiempos el trovador Augusto Blanca Gil, uno de los fundadores del Movimiento de la Nueva Trova,
    Otra de las figuras a destacar es la del poeta fallecido Francisco Mir Mulet, nuestro Paquitín,  quien además de destacar como un magnífico poeta, se distinguió, además, como un notable narrador, novelista, cuentista y también dramaturgo y actor. Se fue a residir a la Isla de la Juventud en el año 1975 y falleció en Nueva Gerona en el año 1998. Los pineros le honran también como a uno de los suyos.
    En los años treinta del pasado siglo XX en Banes surgió un pujante movimiento teosófico motivado por la divulgación casi universal de la Teosofía popularizada por Madame Blavatski y expuesta por autores como Annie Besant, quien entonces dirigía la Sociedad Teosófica en Adyar, India, así como Charles Leadbeater, antíguo obispo anglicano.
    En Banes el terreno ya estaba abonado por la labor ejercida por dos figuras que destacaron como médiums auténticas, quienes efectuaban fenómenos de efectos físicos como ectoplamía y demás. Estas médiums fueron Isolina Feria Ricardo y Esglórida Díaz, más conocida como  ”Lalín”.
    Debido a la espectacularidad de estos fenómenos, que hoy día llamaríamos paranormales y a la seriedad de las investigaciones, así como a la ausencia de interés económico o de protagonismo, tan caro a algunos pretendidos “médiums”  las personalidades más destacadas de la localidad, periodistas, jueces y hasta el jefe de la policía de la ciudad, se reunieron en torno a estas figuras y de ese primitivo grupo de investigadores psíquicos surgió el Movimiento Teosófico en Banes y la Logia  ”Unidad”.
    Una de las primeras figuras interesadas en divulgar estos fenómenos fue el fotógrafo Amado Proenza, quien fue además el primer Secretario de la mencionada logia y a iniciativa de él y del periodista y teósofo Eduardo Abril Amores nació un proyecto muy hermoso, que meció la cuna de la civilización en la comunidad: “El Pequeño Ciudadano”. Esta organización fundada por teósofos agrupó a jóvenes y adolescentes para educarlos en los valores cívicos y altruistas. Más tarde sirvió como edificio social para albergar a los Boy Scouts.
    Como pueden ver Banes nunca estuvo ajeno a la cultura, ni al elemento civilizador. Tampoco esta cultura era un privilegio para las clases ricas de la sociedad como pretenden hacernos creer los castristas hoy día. Tanto El Pequeño Ciudadano como la Academia Minerva, otra iniciativa de la Logia Teosófica Unidad extendían la educación a los niños de la clase más humilde de modo gratuito.





                                 EL TROVADOR AUGUSTO BLANCA GIL      LOS HERMANOS RIGUAL

BREVE HISTORIA DE BANES

Banes es uno de 14 municipios que comprende la provincia de Holguín en Cuba, ocupando su extremo septentrional. Por el sur limita con el municipio de Antilla y por el oeste con el de Rafael Freyre y Gibara. Al norte y este le bañan las aguas del Océano Atlántico. Comprendido en su territorio una superficie de 550 kilómetros cuadrados.

Historia

La ciudad cabecera del municipio fue fundada en 1887. Debe su origen a un caserío situado a orillas del río de su nombre y a consecuencias de la compra, por los señores Dumois, a varios propietarios de tierras que desmontaron para la siembra de plátanos. En agosto de 1896 con motivo de la guerra de Independencia fue destruida, cuando los insurgentes y vecinos que los apoyaron, cumpliendo órdenes del General Máximo Gómez, aplican la estrategia de la tea incendiaria en este asentamiento poblacional y en los campos y áreas de cultivo, destruyendo totalmente la zona, la cual fue reconstruida en el año 1898, dando paso a la floreciente ciudad de calles bien pavimentadas, arboledas como pocas en la isla y lo que fue un intenso movimiento comercial. Es también una de las ciudades heroicas de la historia de Cuba.
Sus barrios comprendían áreas urbanas, otros rurales, como; Ángeles, Berros, Cañadón, Durruthy, Este, Flores, Macabi, Mulas, Oeste, Retrete, Río Seco, Samá, Veguitas y Yaguajay. El aspecto general del terreno en este municipio es llano y ondulado, con algunas montañas en la costa. Es regado por los ríos Banes, Jagüeyes y Negro. Entre sus alturas se destacan la sierra en el barrio Yaguajay, y el punto cumbre es el Pan de Samá que logra los 290 metros de altura. Río Banes que nace en la falda meridional de las lomas de Mulas y va a desembocar a la costa norte por la orilla del puerto de Banes. Este río fue desviado de su curso natural por la United Fruit Company, algunas de cuyas plantaciones de plátanos estaban ubicadas en dicha cuenca. Es además el pueblo donde el 16 de enero de 1901 nació Fulgencio Batista, último presidente antes de la Revolución del primero de enero de 1959. El último alcalde de Banes se llamaba Jaime Pozo, el cual hasta sus últimos días amó a su pueblo y contribuyó con el desarrollo de la ciudad. La base económica del pueblo es el cultivo de la caña de azúcar, el turismo y el comercio. El municipio Banes, o Baní por su nombre según los aborígenes, cuenta con hermosas playas como, Playa Guardalavaca, Puerto Rico, Morales y Punta de Mulas, así como yacimientos arqueológicos que datan de la conquista de América, en el museo Indocubano Baní. En Banes también podrá encontrar zonas agrícolas y ganaderas, en general un lugar acogedor donde lo cotidiano es lo normal.





País Bandera de Cuba Cuba
• Provincia Holguín
• Municipio Banes
Ubicación 22°24′49″N 79°57′58″O / 22.41361, -79.96611
• Altitud n/d msnm
• Distancia n/d km a La Habana
Superficie n/d km²
Fundación 1887 (fundada por señores Dumois)
Población 34 452 hab. (2002
población de la ciudad de Banes)
• Densidad n/d hab./km²
Gentilicio Banenses





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